Historia de una librería en tiempos revueltos (reseña literaria)


"Por la tarde, nuestra librería más bien parecía un club adonde científicos, literatos y artistas acudían para verse, para conversar, para aliviar el alma del prosaísmo de la vida cotidiana de aquel entonces". Así son algunas librerías. Así deberían ser todas. 
Mijaíl Osorguín, considerado un prosista de la talla de Tolstoi, Turguéniev y Goncharov, logró hipnotizarme con su relato sobre la pequeña gran aventura que emprendió junto a un puñado de intelectuales a cual más excéntrico, fundar en Moscú la que llaman La Librería de los Escritores. Probablemente, esta singular historia carecería de gran interés hoy día, a pesar de que la supervivencia de las librerías en la actualidad es harto complicada. No obstante, si trasladamos la acción a los instantes posteriores de la Revolución Rusa, todo cobra un sentido más trascendente. 
La Rusia post-zarista era una nación que vivía a caballo entre la confusión y el entusiasmo, donde la radicalización estratégica que impuso Lenin definiría los pasos previos de la Unión Soviética. Así, entre el desencanto, la violencia, la incertidumbre y la ilusión por tener la posibilidad de vivir en el "país más libre del mundo" --como afirmaba Lenin--, Osorguín y compañía decidieron crear una burbuja cultural, una especie de salvoconducto para aquellos que ansiaban saciar su sed de libros. 
La idea de fundar La librería de los Escritores surgió de la mente de Pável Pávlovich Murátov. Todos los implicados en el proyecto invirtieron 200 rublos cada uno que se destinaron para la compra de estanterías y una estufa. Su objetivo: "procurábamos salvar el libro". Ni más, ni menos. Y es que, tal y como señala Osorguín, "nosotros sabíamos de libros, mientras que los nuevos dirigentes soviéticos no tenían ni la menor idea al respecto". No era de extrañar, pues, que se convirtieran en la única librería de Moscú --y de Rusia-- en la que cualquier persona podía adquirir un libro sin "autorización". Así, llegaron incluso a publicar cortas tiradas de manuscritos de autores como Alexéi Rémizov o Marina Tsvietáieva --de los cuales podemos ver algunas de sus obras pictóricas y poemas en esta edición--. Aunque "esa libertad ni duró mucho ni nos pesó demasiado".
Gracias a la editorial Sexto Piso y La Central, podemos conocer de primera mano la historia de un alcanzar un sueño en tiempos convulsos. Una historia de bibliófilos, poetas e intelectuales. Una iniciativa única. 

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