Tradición y modernidad. 'A la lluna d'estiu'

De tanto en cuanto es necesario echar una mirada atrás para buscar responder ciertas preguntas sobre el comportamiento humano. A través de las acciones que otrora realizaran nuestros antepasados logramos hacer frente a miedos que nos son comunes. Ya lo decía Friedich Nietzsche cuando hablaba de su "eterno retorno" en Así habló Zaratrustra: "el hombre logrará transformarse en el übermensch (superhombre) cuando logre vivir sin miedo".
El miedo, enemigo de todo aquel que necesite crear, brillar por sí mismo, ser alguien, en definitiva. Los viajes introspectivos hacia tiempos pretéritos permiten reflexionar acerca de las equivocaciones, triunfos, miserias y gozos sufridos y alcanzados, esperados y pensados. Saber quiénes somos tras ser conscientes de cómo hemos sido. Esa es la clave.
Hoy se nos plantea la posibilidad de comprender el pasado, saber cómo han ocurrido realmente las cosas porque estamos en condiciones de rehacer la historia. En todo el proceso histórico existen infinitas perspectivas que nos permiten extrapolar los procesos contradictorios, a veces confusos, repletos de sutilezas, del plano social y cultural. Asimismo, ese desarrollo es una unidad en el tiempo, una cadena de acontecimientos donde cada presente contiene "depurado" y "criticado" todo el pasado. Si no existiese esa continuidad dialéctica no tendría sentido el devenir histórico, no podríamos concebir una labor de recuperación del pasado y de proyección hacia el futuro.
En ese periplo de percepción e interpretación de nuestro ‘yo’ colectivo, la cultura juega un papel esencial. Las artes y las letras han sido y son las herramientas básicas para transmitir el conocimiento de generación en generación. Mediante la música, la literatura y el teatro, el arte en su sentido más amplio, se crean puentes, conexiones que no se ven a simple vista, lazos entre personas de tiempos contrarios.

Juanjo Clausell y Pedro Mendo son Pleasant Dreams


'a la lluna d’estiu'
El pasado año, de la mano del siempre incansable José Luis Cuevas --junto a Eduardo Pérez y Enrique Ara-- y Born! Music, con el apoyo y colaboración del Ayuntamiento de Castellón aparecía en escena un ciclo de microconciertos que sorprendió a propios y extraños. Hablamos del ciclo A la lluna d’estiu, que este año celebra su segunda edición con la misma intención de "aunar tradición y modernidad". 
El objetivo propuesto, la idea primordial de este certamen es, en palabras de Cuevas, "indagar en la tradición musical de nuestra tierra para mirar al futuro con nuestra identidad bien clara, con los pies en el suelo y con las raíces bien asentadas en la cultura autóctona". Es por ello que se apuesta por "los nuevos enfoques que aportan los músicos actuales, que dan frescura a un repertorio tradicional que brilla con fuerza y que destaca por su adaptación, sin problemas, a nuevos instrumentos y tonalidades".
Si en su primera reunión, la plaza Primer Molí de la capital de la Plana fue el escenario elegido para disfrutar de los conciertos programados, este año se han introducido varios cambios. El más importante, quizá, sea su nueva ubicación, que pasará al Planetari del Grao de Castellón. Por otro lado, el concepto primigenio ha mutado, ya que este año "se basa principalmente en la reinterpretación del legado musical tradicional dejando a un lado las versiones musicales de canciones nacionales e internacionales", remarcan desde la organización. Además, y por si fuera poco, uno de los conciertos estará basado íntegramente en la obra de un compositor castellonense, "lo que ahonda en la intención del ciclo de recuperar esa memoria histórica para las nuevas generaciones de castelloneros".
Así, los próximos 25 y 26 de julio, el Planetari será testigo de esa conjunción entre el pasado y presente musical, patrimonio inequívoco de todos nosotros.

jornada inaugural
Pleasant Dreams será el grupo que inaugure la II edición de A la lluna d’estiu. El conjunto 'indie', formado por Juanjo Clausell y Pedro Mendo, se caracteriza por esa mezcla de estilos que va desde el pop-folk acústico hasta la canción de autor mediterránea. 
En 2008 editaron el que sería su primer disco, Podría ser hoy. Este trabajo supondría el pistoletazo de salida de una de las bandas con mayor proyección de nuestro panorama. De hecho, el disco fue destacado entre los mejores del año por una parte importante de la prensa musical especializada. Con Podría ser hoy hicieron las maletas y comenzaron su particular aventura en la carretera para actuar  en Madrid, Barcelona, Sevilla, Valencia, Huesca, Zaragoza... compartiendo escenario con artistas como The Ladybug Transistor, Russian Red, Jeremy Jay o François Breut, y formando parte de festivales como el South Pop de Isla Cristina y Sevilla y el Jamón Pop de Huelva.  
Otro de los momentos, digámosle, sorprendentes de su trayectoria se produjo en 2011, cuando Clausell y Mendo idearon una sorprendente versión de la canción tradicional por excelencia de Castellón, La Panderola, editada en un vinilo de 7" de color verde. Pero no sería hasta la edición de su segundo, y hasta la fecha último disco, Hacia los bosques del sur, cuando el conjunto ha logrado asentarse en la escena actual. En este álbum el grupo evoluciona hacia un folk inspirado en tonalidades mediterráneas. Como dicen, "el menos es más" ha servido como línea maestra para ser reconocido, no ya por algunos especialistas, sino por la prensa nacional como uno de los trabajos más interesantes del año 2012.
Para la cita en el Planetari de Castelló, Pleasant Dreams han preparado algo muy especial. El conjunto estará acompañado por la Banda Municipal de Castellón dirigida por José Vicente Ramón Segarra, junto a la que, además de interpretar su repertorio propio, ofrecerán esa particular interpretación de La Panderola, reconvertida de esta forma en un nuevo clásico del pop. 
En familia, en la escuela, en excursiones o campamentos, La Panderola forma parte de la banda sonora de la infancia de cualquier castellonense. De eso no hay duda. Su letra sencilla, su estribillo pegadizo y su melodía tan particular hace que sea muy fácil de cantar y recordar. Es por ello que esta composición popular se ha ido transmitiendo de generación en generación y ha llegado a nuestros días. Y es por ello, que en el 50º aniversario del último viaje de La Panderola, Pleasant Dreams haya querido ofrecer, con una sorprendente adaptación, su particular homenaje a la música tradicional de su tierra.

Godes, Ledesma y Royo.


godes + royo + ledesma
Desde hace ya varios años, el guitarrista Ramón Godes y el contrabajista Alejandro Royo han ido tejiendo una música que se tiñe de sabores mediterráneos pero que basa su interpretación en la improvisación. "Sus obras sonoras lanzan imaginarias historias que se convierten en imágenes con suma facilidad", señala José Luis Cuevas. Ambos músicos destilan esa sabiduría popular propia de los músicos experimentados pero lo suficientemente sabios como para mirar hacía adelante con curiosidad.  Y junto a estos dos "sabios", savia nueva, como la voz de Sara Ledesma, cantante del grupo Loplop, que cada día que pasa se asienta más en las citas musicales alternativas de la provincia y que completan Miguel Ángel Borja, Lisbeth Freites, Delia Gómez y Omar Ballester. Como curiosidad, y si me lo permiten, el conjunto toma el nombre de un personaje, un pájaro, que aparece en varios grabados, collages y pinturas del artista Max Ernst; de hecho, como la propia Ledesma me confesó, "Loplop era un alter ego que Ernst desarrolló en su obra".
Para la ocasión, Ramón Godes ha seleccionado un repertorio basado en la obra de su tío, José Godes Roig, personaje muy influyente y respetado en los círculos artísticos de Castellón, que compuso numerosas obras --destacando, sobre todo, en la composición de canciones populares--. Amigo íntimo del poeta Bernat Artola, Godes Roig fue el primero que puso música a sus poemas.  Sus melodías --y, por supuesto, también las letras de Artola-- reflejan tan brillantemente el carácter y el sentir mediterráneo que muchos castellonenses piensan que son canciones tradicionales: Estiuenca, El metge i el menescal, Cancó del Xocorroc, Mascàra, etc. 
Esta conjunción, no solo de estilos, sino de generaciones distintas, como las que representan Ramón Godes y Sara Ledesma, permite al espectador comprobar la riqueza musical castellonense  que existe a día de hoy en un mismo escenario.

conclusiones
Si alguno se pregunta porqué acudir a esta cita, no sería complicado ofrecerle una respuesta concisa que le convenciera en el acto. A la lluna d’estiu combina dos aspectos que creo esenciales, como son la promoción y apuesta de los músicos --jóvenes y no tan jóvenes-- castellonenses y la puesta en valor del patrimonio musical de esta tierra. 
Siempre he sido de la opinión de tender la mano a aquellos que trabajan en pos del enriquecimiento cultural de la provincia, de alimentar a esos nuevos valores que buscan con la ilusión intacta acceder a los circuitos --que han solido estar vedados-- profesionales, sean artísticos y/o musicales. En otras palabras, basta ya de aquello de que "nadie es profeta en su tierra". Promocionemos todo el potencial --porque lo hay-- del "made in Castellón". Bien vale una misa. 

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