Los más sutiles detalles de una intención (reseña literaria)

Leo un artículo de Patricio Pron sobre la figura del argentino César Aira y me doy cuenta de un hecho que no es aislado: la complicada tarea de definir, etiquetar y/o evaluar su obra. En este sentido, Pron lanza al aire una pregunta que, al parecer, un grupo de críticos se ha formulado en alguna ocasión: ¿es Aira un buen escritor?
Fue Mario Bellatín, en sus Gallinas de madera (Sexto Piso), quien dijo que "a partir de la lectura de algunas frases uno puede saber ya que un escritor es un gran escritor". Pues bien, César Aira es un gran, grandísimo escritor, capaz de describirnos que "el sueño es espacio puro, disposición de la especie en la eternidad", o de hacernos ver "dónde están las verdaderas palabras, las que no quieren decir nada y no obligan", o apercibirse "de los más sutiles detalles de una intención". 
Tras leer Los fantasmas (Mondadori), uno aprende que los sueños están libres del tiempo. Y lo hace a través de una pasmosa facilidad por la narración. Dicho de otro modo, Aira hace fácil lo difícil, puesto que relatar la jornada entera de fin de año de una familia chilena en Buenos Aires poco interés podría suscitarnos. No obstante, a medida que uno lee, y se fija en las particularidades de cada fragmento llega a la misma conclusión a la que llega, con mayor conocimiento que nosotros, simples mortales, el también escritor Patricio Pron; esto es, que César Aira es único.
El clan chileno, protagonista de este sugestivo relato, vive en un edificio de lujo en construcción de la capital argentina. Son sus veladores, pero no están solos, puesto que por cada una de las seis plantas deambulan unos espectros, figuras fantasmagóricas cuyo papel en esta historia evoluciona a medida que avanza la novela. 
Disfrazado de sencillez, el texto esconde una serie de imágenes poderosas que captan la atención del lector ipso facto. Parece que nada ocurre cuando todo ocurre, esa es la gracia de este escenario extraño en el que la adolescente de la familia busca  respuestas a preguntas propias de su edad, sobre el amor, los hombres y el mundo en sí mismo. La joven, atraída y fascinada por esas figuras fantasmagóricas decidirá, finalmente, convertirse en uno de ellos. Es entonces, cuando comprendemos que existe una historia dentro de la propia historia, una búsqueda personal sobre el sentido de la vida de esa joven inocente que clama "ven eternidad, ven, y sé el instante de mi vida". 

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