Adiós a un genio sensible del arte. Cy Twombly

'III Notes from Salalah', Cy Twombly


Hace ya unos años un artista entró en la vida familiar. Mi hermana tuvo la culpa. La primera impresión, al conocer su obra, fue un tanto distante. Recuerdo pensar: “¿esto qué es?” Mis padres, como era lógico, también se quedaron algo desconcertados. Sin embargo, y con el tiempo, al final acabas tomándole cariño. Puedo decir, perfectamente, que forma parte de nuestra familia. Asistimos a todas las exposiciones que le dedicaron aquí en España en los últimos años. Viajamos a Madrid, Bilbao... Todo para conocer mejor a esa rara avis que fue Cy Twombly.
Pintor proscrito de su generación, aquella maravillosa época del Expresionismo abstracto, Twombly fue un incomprendido por sus coetáneos. Sus influencias, aquellas pasiones que le servían para crear sus obras, distaban bastante del resto. Además, en los años 50, solo te tomaban en serio si te llamabas Pollock, Rothko o De Kooning. No es de extrañar que Twombly huyera y se refugiara en la bella Italia. El de Lexington abandonó la magnanimidad de los Estados Unidos para vivir tranquilamente en una población costera entre Roma y Nápoles --yo creo que también lo hubiera hecho--. El viaje que realizó con su gran amigo Robert Rauschenberg por la península itálica le abrió los ojos.
Cy Twombly era un enamorado de la antigüedad clásica, de los maestros de antaño. Este hecho le confirió la auténtica personalidad en su obra. Trazos libres, sueltos, infantiles, manchas, múltiples colores, estallidos, espirales... Twombly modernizó los mitos a través de su arte. Se atrevió, en cierto modo, a deconstruir el mundo clásico para hacerlo propio. Quieran o no reconocerlo, fue un genio, probablemente el último genio de esa dorada generación de artistas. Su fama le alcanzaría ya en la madurez, puesto que el mercado parecía no entender muy bien cuáles eran sus intenciones. Twombly no interesaba, no era “vendible”. Resulta curioso como al final de su vida se le reconociera el valor que realmente tuvo en el mundo del arte contemporáneo. De sensibilidad exquisita y gusto refinado, no me parece tanta locura el que mi hermana se dedicara por completo a estudiar a este artista con mayúsculas. A él le dedicó su tesina y algún que otro artículo en revistas especializadas como el que publicó Disturbis titulado Twombly: Poeticidad en el lenguaje. Puedo decir, que mi hermana es una de las expertas sobre Twombly que tenemos en nuestro país. Un orgullo. Que descanse en paz este genio creador.   

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