El cinismo de un teórico salvaguarda

El que un hombre que dice defender los derechos de los autores --sean estos escritores, músicos, artistas, actores...-- esté siendo investigado por un supuesto fraude, evasión de fondos de la misma entidad que presidía, resulta cómico. Reímos por no llorar ante el escándalo que se cierne sobre un personajillo --para mí no llega a ser siquiera personaje-- que cobraba la friolera cifra de 260.000 euros anuales y que una vez ya jubilado percibirá el 60% de su salario --ahí es nada--. Si, finalmente, Teddy Bautista es procesado, significará que es uno de los mayores cínicos de nuestra historia reciente. Promulgar a los cuatros vientos que todos somos piratas por realizar descargas en la red, cuando supuestamente 400 millones de euros han desaparecido bajo su mandato de la SGAE, es "de juzgado de guardia".
Sinceramente, y por la parte que me toca, no le tengo mucho aprecio. Lo bueno de todo es que, a pesar de su teórica culpabilidad, siguen defendiendo la valía de una sociedad que, a mi parecer, ha desvirtuado por completo su objetivo primario. Cierto es que todos necesitamos ganar dinero para sobrevivir y que siendo "artista" puede resultar mucho más complicado. Sin embargo, eso no quita para que se intente, por todos los medios, enriquecerse a costa de la sociedad --que no tiene ninguna culpa--. La clave de todo es, cómo no, la codicia. El ser humano suele perderse en laberintos muy a menudo y, el ansia de poseer más y más, le lleva a perder el juicio. No es justo que un hombre, cuyo trabajo en la SGAE no teníamos muy clara, ganara el sueldo que ganara y nos tildara de ladrones por unos pocos cedés de música o unos deuvedés. Ahora, ese teórico salvaguarda está imputado por un delito grave. Por tanto, ¿quién roba a quién?

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