Aprender el oficio de un maestro del periodismo (reseña literaria)

¿Cuál es el poder de la opinión pública? ¿Qué papel juega o debería jugar en la sociedad la figura del periodista? ¿Cómo informar objetivamente, manteniendo los principios, buscando siempre la verdad? Estas son algunas de las cuestiones que nos preguntamos tras la lectura de Sobre el periodismo, de un señor llamado Joseph Pulitzer. De origen húngaro, pero emigrado a Estados Unidos a los 17 años, la figura de Pulitzer es, sin duda alguna, la más representantiva de la historia del periodismo del siglo XIX y XX norteamericano y, porqué no decirlo, mundial. Este hombre fue a lo largo de su vida el referente periodístico por antonomasia. A través de sus columnas, aquellas que escribía en su propio periódico --el World-- Pulitzer promovió el periodismo de investigación. Este hecho, que ahora nos resulta algo muy común, no lo era tanto a finales del siglo XIX.
A través de sus palabras logró denunciar multitud de casos de corrupción política y financiera. Sin quererlo ni beberlo, Joseph Pulitzer le otorgaría a la prensa un poder inconcebible hasta esas fechas: movilizar a la sociedad. Gracias a la editorial Gallo Nero tenemos la oportunidad de adentrarnos en dos de sus artículos más famosos: La escuela de periodismo de la Universidad de Columbia y El poder de la opinión pública. En ambos textos Pulitzer deja clara sus preceptos, aquello por lo que se esforzó en años: ser transparente y cómplice de la verdad, alejado de los hilos de marioneta de las cúpulas políticas y monetarias. En el primero de los dos textos, el más extenso, Pulitzer sienta las bases de la que sería una de sus grandes aportaciones a la sociedad de entonces, la creación de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia. Habla de cómo debería ser un redactor, de los estudios que le ayudarían en su labor, de cómo mejorar la profesión de periodista, habla de la ética y la moral de un periodista, de la conciencia, de los peligros de la demagogia y la plutocracia... Pulitzer habla, también, del peligro que conlleva para un periódico convertirse en mero negocio, puesto que pierde toda su valía. “El alma del periódico --nos dice-- yace en su sentido moral, en su coraje, en su integridad, su humanidad, su consideración por los oprimidos, su independencia, su devoción al bienestar público, su anhelo de proporcionar un servicio público”. Esto, por desgracia, se ha olvidado hoy. Sin embargo, siempre podemos acudir a libros como este para recordarnos, de tanto en cuanto, cuál es la esencia del periodismo.

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