Redes sociales que nos deshumanizan

Las redes sociales nos han vuelto seres dependientes, automáticos y, lo que es peor, seres fríos e indiferentes, en muchos casos. Supuestamente, vivimos en la era de mayor comunicación global. El mundo está conectado de norte a sur, de este a oeste. Cada rincón se encuentra en Google. Y, sin embargo, no hablamos, no nos comunicamos como antes. Digo esto por una sencilla razón: soy uno de los afectados de esta nueva “moda social de relaciones”. Para poner un ejemplo de hasta qué punto afectan a nuestros modos de vida los facebook, twitter y demás, diré que uno de mis grandes amigos se ha marchado a vivir una temporada a Sassuolo, Italia. ¿Vosotros os enterásteis? Yo tampoco. Al parecer, colgó la noticia en un foro. De esto hace ya dos semanas y un servidor supo de la noticia el pasado sábado porque me llamó por teléfono desde allí –y lo bueno de todo es que se sorprendió al ver que yo no tenía constancia--. Es ahora cuando me pregunto: ¿tan difícil era llamar para comunicarme su partida? ¿costaba tanto acercarse a mi casa y tomar un par de cervezas, reír y llorar si hacía falta? Tanta inmediatez ha provocado que nos alejemos los unos de los otros.
Mi amigo, que por cierto vive a tan solo dos minutos de mi casa, creyó que con publicarlo en su muro bastaba. ¿Y el contacto entre personas, el hablar cara a cara, de tú a tú? O me hago demasiado cascarrabias, o no logro entender todo este submundo de la red. Quizá el problema sea mío, que no evoluciono como lo hace la tecnología. Me tildan de loco por no tener cuenta en facebook o por preferir leer un libro en papel. Perdonen si creo todavía en la importancia de las relaciones humanas directas. Y ya sé que con las redes sociales nos ahorramos el dinero de las llamadas telefónicas, los sms y demás. No obstante, sigo pensando que nos estamos equivocando un poco. Al final no sabremos ni qué aspecto tienen nuestros conocidos. En este sentido, me doy cuenta de que, poco a poco, nos retraemos en nuestra ficticia realidad. Creamos espacios imaginarios y nos distanciamos de todo aquello que nos rodea. Vivimos en burbujas con aire acondicionado. Y no digo que esté mal crear esa realidad. Yo he hecho lo mismo a través de mis lecturas, la música, el arte y el cine. La diferencia es el compartir con los demás tus sensaciones, quedar un día y conversar con el aroma de un buen café humeante. En definitiva, ser personas.

Comentarios

Esther ha dicho que…
Muy buenas, Eric. Acabo de volver de Luz-St- Sauveur y de su festival Jazz à Luz. Ha sido fantástico.

Estoy de acuerdo contigo en parte. Las relaciones personales cara a cara están muy bien. Pero a mi también me gustan las relaciones a través de internet y estoy haciendo bastantes amigos que escriben en mi blog con comentarios de jazz. Tu eres uno de ellos.

Por ejemplo, al festival de Jazz à Luz hemos ido gracias al amigo Jesús y su blog Desde mi Cadiera. Allí nos hemos encontrado con él y su mujer y nos ha presentado a sus amigos del festival, nos ha dado mucha información sobre los músicos... En fin, lo que quiero decir es que las dos formas de comunicarse son válidas y una puede llevar a la otra.

Un fuerte abrazo, Eric.
Eric GC ha dicho que…
Hola Esther, el caso del que hablo es otro. Cierto es que internet crea lazos. Pero yo hablo de tus amistades de toda la vida que, por uno u otro motivo, se dejan llevar por las redes sociales y, finalmente, acaban perteneciendo a ese mundo "irreal" y no al contrario. No estoy en contra de internet. Si dijera lo contrario sería un cínico. Pero me preocupan cierto tipo de comportamientos que puede llegar a provocar el estar inmerso, completamente, en la red. Es un arduo debate.

Me ha alegrado mucho saber de ti.

Te mando muchossssss besos.
Anónimo ha dicho que…
Completamente de acuerdo. Y felicidades por el artículo y el blog. Yo soy una de las vícitmas de ese atolondramiento cibernético que está invadiendo a mi pandilla y lo cierto es que me siento un alienígena. Yo también disfruto de los cafés, los libros de
papel,las conversaciones apa-
sionantes cara a cara, los ciclos de cine de calidad y los debates posteriores frente a una copa, la calidez de una sonrisa de verdad y no la imagen antinatural de una imagen congelada en una pantalla, y bueno, qué te voy a contar...El cauce perfecto para la estupidez y el egocentrismo que han supuesto las redes sociales para gente limitada intelectualmente y/o adolecientes de un deficit considerable de humanidad y sensibilidad. No sé cómo acabaremos, pero por lo pronto, yo he descubierto gracias a esta corriente quiénes son mis verdaderos amigos...
Chloe

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