¿Cómo seguir creciendo? (artículo de prensa)

El diputado de Cultura de Castellón, Héctor Folgado, tiene muy claro que uno de los grandes objetivos a los que debe aspirar la provinciaes la de crear un turismo cultural atractivo. Esta fórmula ayudaría a la reactivación económica de la provincia, lo crean o no. En muchos otros rincones de España lo saben y potencian. Así pues, no estaría de más que entre todos --sociedad de a pie, instituciones y otros entes-- intentemos buscar esa clave. El planteamiento es bien sencillo, solo hay que crear programaciones de interés nacional e internacional, sin olvidar lo local, por supuesto. Haciendo esto comprobaremos que en nuestra tierra existen algunas lagunas en el calendario. Pero, ¿cómo hacerlo?
En los meses de verano existe un ‘boom’ impresionante --tanto a nivel económico como de afluencia masiva de gente-- llamado FIB. Ahora también existe el Rototom. En menor medida --económica y de repercusión-- el festival de jazz de Peñíscola sigue siendo un gran reclamo. Sin embargo, en pleno mes de septiembre en el que nos encontramos, y a la espera de saber cuál será la programación de Castelló Cultural para la temporada otoñal, quedamos un poco huérfanos en cuanto a grandes citas se refiere. Es por eso que, sin quererlo, fijamos nuestra vista en otras localidades --las comparaciones son odiosas, lo sé, pero a veces ayudan--. Sin ir más lejos, leyendo las secciones de cultura de diversos medios de comunicación uno observa cómo pequeños municipios como Torroella de Montgrí, en esa majestuosa provincia de Girona, existe uno de los certámenes --sino el que más-- de mayor repercusión nacional. Hablo del festival de músicas de Torroella de Montgrí --que se celebró a lo largo de todo el mes de agosto--, una cita que enfoca su mirada hacia la música clásica y que ha llegado a convertirse en un monstruo --en esta última edición se ocupó el 91% de las plazas hoteleras de la zona y acudieron más de 7.000 personas--.

ejemplo a seguir
El programa que sedujo a propios y extraños este año fue, sencillamente, para enmarcar. La labor de Oriol Pérez, su director, es digna de mención. Aún con todo, el poder reunir a nombres de la talla de Nathalie Stutzmann, Philippe Jaroussky, Magdalena Kozena, Joaquín Achucarro, Jan Garbarek, Grigory Sokolov, etc., ha sido posible gracias al apoyo institucional y de las empresas. Dicho de otro modo, de las subvenciones. Y es que, a pesar de lo que muchos digan o crean, la economía de un lugar puede verse hinchada gracias a este tipo de actividades. La cultura da dinero --ahora me tildarán de loco--.
Si Torroella de Montgrí puede ser lo que es hoy, ¿por qué no vamos a conseguir nosotros lo mismo? El caso más cercano, por temática, es esa joya llamada Tardor Cultural de Vilafamés. Uno de los 50 mejores festivales de Europa en su categoría, y aún hay quienes dudan de su importancia. ¡Eso si es de locos! El festival, que se celebrará el próximo mes de octubre, contará con un cartel de gran altura. No desvelaré aún la programación pero sí diré de buena tinta que se ha sudado mucho para conseguir poner en marcha esta edición, algo que, sinceramente, no me explico. Volvemos a la misma cuestión, las subvenciones. Esa es, quizá, la gran diferencia que exista entre nuestra provincia y el resto. A una cita como la Tardor Cultural hay que mimarla, es, como dije, una joya que nos da a conocer al resto de Europa. Las revistas especializadas siempre se hacen eco de lo que pasa anualmente en Vilafamés y, por ende, en Castellón. Por tanto, mi pregunta sería: ¿no se podrían potenciar aún más este tipo de eventos? ¿no podríamos crear más festivales de Torroella de Montgrí, que ofrecen actividad durante todo un mes? Creo que tenemos la capacidad suficiente y la gente necesaria para ello. Explotar algunos de nuestros rincones más pintorescos con este tipo de reclamos sería de enorme valía para la economía, además de enriquecer a aquellos que vengan y, cómo no, a nosotros mismos. Si queremos una sociedad plural, en la que poder aprender día tras día, es necesario contar con estas cuestiones y no centrarlas únicamente en los meses de verano. La gente quiere disfrutar durante todo el año, ¿por qué no darles esa opción? Bien es cierto que los recortes en los presupuestos siempre merman estas peticiones pero desde este modesto rincón seguiremos reclamando. Nuestro trabajo no es otro que el de defender aquello que creemos fundamental: el derecho a cultivar nuestro espíritu.
Por último, y para que quede constancia, quisiera decir que esta reflexión y opinión es la de un servidor. Me equivocaré o no. Tendré razón o habré perdido el juicio. No obstante, en ese afán por hacer de nuestra provincia todo un referente fuera de nuestras fronteras, creo que cualquier iniciativa de esta singularidad es buena. Hay que mirar más allá y fijarse en los modelos que tienen éxito. Más tarde, una vez analizados los pros y contras, debemos hacerlos nuestros, darles ese toque que los convierta en una seña de identidad propia. Insisto en que es posible hacerlo si contamos con la fuerza de las instituciones y empresas privadas, y con la potenciación de nuestro patrimonio histórico-artístico y natural. Seré un iluso o no, pero Castellón tiene gran potencial si se sabe explotar correctamente. Ahora es el momento de actuar con determinación para certificar que esto sea así. Esperamos que con nuestra ayuda se consiga. Nuestro granito de arena será pequeño pero goza de una fortaleza importante: la ilusión. Así que, durante esta nueva temporada volveremos a estar ahí para seguir creciendo.

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