El 'huesopiel' de Trashformaciones (artículo de prensa)

Muro ciego - 1300. Realizado en 2009. Fotografía de Pau Bellido

Érase una vez, dos hermanos que vieron grandes posibilidades donde otros no veían. Dos hermanos que supieron sacar provecho de aquellos objetos que nadie quería. Dos hermanos que transformaron la materia en desuso para convertirla en arte. Dos hermanos inquietos que buscaron nuevos paradigmas en el mundo del arte y que lograron descubrir nuevas vías de expresión. Pablo y Blas Montoya llevan tiempo persiguiendo un objetivo muy claro: reflexionar sobre el propio arte. Para alcanzar dicha meta, hicieron valer la imaginación, ese arma tan poderosa de que disponemos los seres humanos --aunque muchos no sean capaces de hacer uso de la misma--.
A partir de los ‘objets trouvés’ y bajo la influencia, imaginamos, de ‘l’arte povera’, los hermanos Montoya comenzaron su andadura en el denominado ‘arte del deshecho’. Desde que iniciaran esta aventura se han convertido en todo un referente, cosa que no sorprende a razón de las piezas que crean de la nada. No detallaré el currículum de estas dos mentes inquietas, pero cabe destacar que sus participaciones en el festival ‘Drap Art’ del Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB) o el seminario ‘Cinark. Arquitectura de reelaboración y tectónica sostenible’, organizado por la Escuela de Arquitectura de la Academia Danesa de Bellas Artes en Copenhague, ya dicen mucho en su favor.
Como buenos artistas, siempre buscan nuevas formas de creación. Sus estudios en diseño y arquitectura provocan que el fomato más usual sea el escultórico. Aún con todo, cada proyecto difiere del anterior, bien por la dimensión, el material a utilizar o por el concepto que persiguen. De forma sincera, diré que ese trabajo “artesanal” que realizan es admirable. Las horas invertidas, el esfuerzo realizado --tanto físico como mental-- y la plasmación de esas ideas que surcan sus mentes, provocan que su producción sea contínua. Por ese motivo, ahora han decidido mostrar al público el trabajo que llevan realizando en los dos últimos años.
A partir del próximo jueves, 29 de septiembre, su propio taller se convertirá en sala de exposición. ¿Y qué podremos ver allí? Bajo el nombre de Huesopiel, Pablo y Blas Montoya han creado un proyecto que, advertimos, puede provocar el Síndrome de Stendhal --quedarnos boquiabiertos por la grandiosidad de las piezas expuestas--. Yo mismo he tenido la suerte y el privilegio de haber visto ya esta instalación, a pesar de que faltaban muchos retoques todavía. Me quedé sin palabras. La idea y la propia exposición son tan inmensas que, únicamente, puedes balbucear cuatro palabras sueltas. No quisiera parecer demasiado “pelota” al decir que este showroom dará que hablar, y mucho. Asimismo, estoy convencido que, a partir de esta iniciativa, el futuro de los Montoya será muy alentador.

Muro mixto - 950. Hierro, 160 x 200 x 20 cm. Realizado en 2011. Fotografía de Pau Bellido

Para formalizar y conceptualizar este proyecto, los dos hermanos vieron en la persona del artista y comisario vila-realense Pascual Arnal como perfecto catalizador. Fue el propio Arnal quien me comentó la aventura que habían emprendido los Montoya, y fue él quien me avanzó que ‘Huesopiel’ era algo que nunca se había visto antes en Castellón. Tenía razón. En este sentido, Arnal remarcó que “tendemos a pensar que aquellos trabajos artísticos basados en la reutilización de la materia solo son meros dispositivos que se prestan al azaroso juego de la elección y composición. En el caso del colectivo Trashformaciones este juego deviene en una sólida e inusual conceptualización escultórica basada en la desactivación y reformulación de la función primigenia para la que fueron creados”. Esa es, en esencia, la idea que persiguen e intentan divulgar Pablo y Blas con este proyecto. Detrás de lo que creemos inservible, existe todavía un número infinito de posibles usos. En este sentido, tal y como Trashformaciones apunta, “Huesopiel’ es el resultado de todos esos años de experimentación y reflexión en torno a la materia prima surgida en el negocio familiar”. A partir de la chatarra, los hermanos Montoya crean y crean esculturas imposibles.
La instalación, que se encuentra en su propio taller ubicado en Almassora, está dividida en dos partes independientes, a priori. Sin embargo, basta echar un vistazo para comprobar que están conectadas por un juego de contrarios alrededor de los conceptos “hueso” y “piel”. El hueso, el sustento, está representado por grandes muros de hierro compuestos por vigas de construcción cortadas y moduladas a modo de ladrillos, generando espacios, paredes, celosías, lienzos cerrados y figuras geométricas. La piel la conforman una serie de coches y motos aplastados hasta convertirse en una representación gráfica de ellos mismos, que penden del techo del taller y parecen escurrir su jugo en cubetas de aceite quemado. Ver para creer, al fin y al cabo. Alucinante.


Detalle de la instalación 'Huesopiel'. Fotografía de Pau Bellido

Álvaro de los Ángeles, uno de los críticos más prestigiosos de la Comunitat Valenciana, también se ha dejado seducir por este proyecto --no es de extrañar--, y ha escrito un texto titulado ‘La labor del artesano en el laberinto del arte contemporáneo’, que se podrá leer en el catálogo de la propia exposición. A grosso modo, De los Ángeles hace hincapié en la labor más artesanal de este trabajo, destaca la valía que tiene el que sean los propios hermanos quienes se enfunden el mono de trabajo y forjen sus creaciones. Ciertamente, tienen mucho mérito. Desde aquí, estamos convencidos de que pueden competir al nivel de algunos nombres paradigmáticos de la escena escultórica internacional y animamos a nuestros lectores a contemplar tan grandiosa obra. Realmente, es algo único.

Más información en www.trashformaciones.com

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