Pasen, vean, disfruten... (artículo de prensa)

En un mundo donde todo se cuantifica, donde las estadísticas tienen la capacidad de hablar y reprochar, donde lo numérico llega a agotar y lo económico controla todo y a todos, resulta gratificante leer noticias como que las visitas a los museos y centros de arte en España ha crecido notablemente en los últimos años. Supongo que puedo decir lo siguiente: ¡estamos de enhorabuena! ¿No? Si de algo estamos seguros es de que las cifras no mienten --o eso se empeñan en recordarnos--. En este sentido, basta remarcar que en lo que va de año 2011 se ha incrementado ese número de visitas en un 11% con respecto al pasado año. ¡Toma castaña!
Como era de esperar, los grandes centros nacionales, como puedan ser el Museo del Prado, el Reina Sofía o el Guggenheim se llevan la palma. Por allí desfilan centenares de miles de personas al año. Para que se hagan una idea, tal y como remarcó el burrianense Manuel Borja-Villel, director del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, “en tres años al frente de este museo, hemos logrado 1,5 millones de visitantes más”. Sin embargo, y a pesar de que nos encante retozar entre decimales, Borja-Villel sabe cuál es el verdadero ingrediente para obtener un éxito. Curiosamente, y para desgracia de los amantes de los pares e impares y de los números primos, lo importante “es crear estructuras de mediación para que el visitante se apropie del relato expositivo”. En otras palabras, presentar proyectos atractivos a nivel estético y conceptual para el espectador. Aún con todo, no vamos a negar de la necesidad del público. Sin él, el proceso y el sentido de una obra de arte no existiría --eso es algo que el catedrático de la Universitat Jaume I, Wences Rambla, siempre tiene muy presente--.
Saber que cinco veces la capacidad del estadio del FC Barcelona desfiló por el Prado durante la exposición que dedicaron a Velázquez, por citar un ejemplo, es algo digno de mención. Obviamente, pensar en esas cifras era impensable hace un par de décadas. Menos mal que las cosas cambian con el paso del tiempo --y en este caso, cambian para bien--. Parte de que esto haya sucedido la tienen los directores de los museos y centros de arte y sus respectivas políticas de captación. Abanderados de la difusión de sus colecciones, supieron ver en las exposiciones temporales una verdadera mina de oro. Algo lógico, pues a mayor variedad de propuestas, mayores posibilidades de ampliar el radio de acción y, por ende, mayor número de visitantes. Es así de simple.

cifras castellonenses
Si fijamos la vista en un marco más centralizado en nuestro quehacer cotidiano, decir que Castellón sigue, aunque a menor escala, esos mismos pasos. Mientras el año pasado se registraron un total de 230.345 entradas a nuestros museos, este año 2011, ya en el mes de julio, se superó más de la mitad de visitas que en el año anterior, lo que auguraba una buena temporada. Cosa que, al parecer, así será, puesto que aún quedan pasar las fiestas navideñas, donde el número siempre aumenta. El Museu de Belles Arts, el Teatre Principal, Espai d’Art Contemporani (EACC), el Auditori i Palau de Congressos, el Palau de Peñíscola y el Museu del Mar han visto cómo el público de Castellón ha apostado este año por acudir más a estos espacios. ¿Es o no es una buena noticia? Teniendo en cuenta que la cultura en general y los museos en particular son refugios en los que poder experimentar un sinfín de emociones estéticas, ideológicas e intelectuales, debemos apreciar el hecho de que la gente busque asilo en ellos. La realidad ya es suficientemente cruda como para buscarse todo tipo de quebraderos de cabeza, ¿no creen?
No es fácil llevar el timón de estos centros y museos de arte, a pesar de que su labor social es vital, a mi entender, para el bienestar mental de la ciudadanía. La cantidad de equilibrios que deben hacer es espectacular, creánme. ¿Saben lo complicado de estar cerca del público, de los políticos y de los agentes artísticos? Particularmente, me resultaría agotador. Sin embargo, los Ferrán Olucha, Lorenza Barboni o Juanjo Porcar, no se amedrentan ante tantas adversidades. Y bien que hacen, ¡qué caray! Si se rindieran tan fácilmente, si no buscaran acercar el mundo del arte a todos los castellonenses, quedaríamos a merced de la ignorancia --a lo cual me niego en rotundo--.
Me parece interesante recuperar unas declaraciones que en su día hizo la directora del EACC, Lorenza Barboni, cuando le preguntaron sobre el proceder del centro. Barboni remarcó que “los retos de un centro de arte son los mismos que plantea la propia contemporaneidad: mantener un diálogo constante con las distintas realidades que nos circundan y seguir cuestionándose a través de las múltiples relaciones con los artistas, comisarios, públicos. Es importante generar un programa de actividades paralelas, prestando la misma atención a las actividades y la didáctica que a las exposiciones”. Si leen atentamente, Barboni da en el clavo al decir que las actividades paralelas son esenciales. A día de hoy, un museo debe permanecer activo los 365 días del año. No hay que olvidar que son centros del conocimiento y su función es la de trasladar ese saber a la sociedad. En el Museu de Belles Arts tenemos actividades como La Harmonia del Museu, los talleres de grabado, decoración cerámica e, incluso de danza tradicional valenciana. En el EACC, el Espaicinema, Espaisonor y el Espaididàctic. Como ven, hacen bien los deberes y es bueno que el público les recompense de algún modo.

Comentarios

Inés ha dicho que…
La labor es muy intensa, es increible ver el gran equipo del museu de belles arts y todo el trabajo que realizan dia a dia, yo formé parte de ello y aun hoy aunque no estoy allí me siento un miembro más del equipo.
Saludos. vuelvo al timón.
Eric GC ha dicho que…
Jelou mademoiselle! No sabes la alegría que me da saber de ti. Son tantas cosas... Espero que el rumbo de tu timón se mantenga firme, en dirección hacia donde tú desees marchar. Un beso

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