Lecturas estivales (apunte de prensa)

Existe una especie de rito por el cual, cuando llega el verano, nos enfrascamos en diversas lecturas. No se sabe con exactitud a qué se debe este fenómeno pero siempre se apodera de nosotros. Algunas personas expertas hablan del efecto espacio-tiempo; otros, creen que el “problema” radica en la necesidad de abstraerse del mundo real. Lo que sí está claro, o al menos debería estarlo, es que en la época estival la gran mayoría goza de un periodo vacacional que les libera de ciertas responsabilidades. Quizá por eso, por tener una mayor disponibilidad de su tiempo, sientan la necesidad de ocupar esos vacíos con alguna que otra narración.

Obviamente, este extraño suceso no pasa desapercibido por las grandes editoriales que llenan con rapidez las estanterías de todas las librerías del “mundo mundial “con sus ‘best-sellers’. Sin embargo, y en el caso que nos ocupa, quisiera destacar esas otras lecturas, menos mediáticas pero más reflexivas. Con esto, no intento provocar envidias, sino acercar al público lector libros que de igual modo pueden entretener, además de aportar mayores inquietudes, preguntas y pasajes magistralmente escritos.

Para empezar, uno podría dejarse llevar por el Eugene Pickering, de Henry James, que publicó recientemente la jovencísima editorial zaragozana Contraseña. Otra pequeña joya literaria la podemos encontrar en el catálogo de Los Libros del Silencio con la Poesía inédita, de Francisco de Quevedo --una obra deliciosa--. Viajando de Barcelona a Córdoba, encontramos en El Olivo Azul la obra El sillón maldito, de Gaston Leroux. Otro libro a destacar es la segunda novela del escritor de Almassora (Castellón), Óscar Gual, que se edita bajo el sello DVD Ediciones, y que porta por título Fabulosos monos marinos --recuerden el nombre de este narrador--. Por último, recomendaría también Europeus, retrat en setanta imatges, de Joan Francesc Mira, y que acaba de publicar Bromera. Lean, lean y lean.

P. D.: La ilustración es de Leonard Beard.