'La estación perdida' (entrevista a Use Lahoz)

Use Lahoz fotografiado por Asís G. Ayerbe

El escritor barcelonés Use Lahoz presentará el próximo 12 de febrero en Castellón su última novela La estación perdida (Alfaguara). Hablamos con él para averiguar un poco más sobre esta obra y sobre la forma de trabajar de su autor, quien gozó de grandes críticas y reconocimiento del público con su anterior novela Los Baldrich

Pregunta: Acabas de publicar tu segunda novela con la editorial Alfaguara. La primera de ellas, ‘Los Baldrich’, cosechó gran éxito tanto de crítica como de público, además de ganar el premio Talento FNAC. ¿Es más fácil publicar una novela y que te la premien o sacar a la luz una obra posterior sin que se vea condicionada por el éxito de la anterior?
Use Lahoz: Las dos cosas son complicadas y requieren esfuerzo, constancia y un poco de suerte. La saga de Los Baldrich conectó con un público que no esperaba y ojalá se siga enganchando con La estación perdida. Ha sido maravilloso poder conectar con la gente, uno escribe con la ambición de contar una historia lo más fascinante posible y crear unos personajes que permanezcan en la memoria del lector. Sin ella no hubiera podido escribir La estación perdida, una es consecuencia de la otra y de alguna manera son complementarias. Reaparecen conflictos y escenografías comunes en mis novelas y vuelven a reinar los sentimientos y las sorpresas.

P:  Han definido ‘La estación perdida’ como “una historia de perdedores, pero sobre todo, una comedia humana”. ¿Podrías explicar un poco esto? ¿Cómo la definirías tú?
U. L.: No es una historia de perdedores, es más bien una historia de luchadores, personajes que provienen de la España rural de posguerra y se tienen que abrir camino en las ciudades. Carecen de grandes informaciones, son trabajadores prematuros, no cuentan con recursos para estudiar y tienen que buscarse la vida… Es una “comedia humana” en el sentido en el que aparecen muchos personajes secundarios fundamentales, provenientes de distintos lugares y distintas clases, y entre todos constituyen un fresco de la sociedad en el que se funde lo trágico y lo cómico.
Es una novela sobre el fin de la inocencia, que da mucha importancia a la infancia. Santiago está construido a partir de una frase de Camus: “El sol que reinó sobre mi infancia me privó de todo resentimiento”, es un personajes que inesperadamente se ve despojado de la inocencia, de la luminosidad de su infancia para enfrentarse a la dureza de una realidad que, con una noticia inesperada, trastoca su personalidad y lo convierte en un ser frágil, hecho de carne y sueños, que encuentra más amparo en la fantasía que en la realidad.
El amor, que es el tema principal de la novela, juega un papel redentor y se encargará de ajustar cuentas e impartir justicia con unos personajes con gran capacidad de amar y que buscarán la felicidad a toda costa, contra todo, para hallarla en las pequeñas cosas y sin renunciar humor.

P: Incides en el problema de la migración que afectó a miles de españoles durante el siglo XX. ¿’La estación perdida’ sirve como homenaje a esos trabajadores que tuvieron que huir de su tierra?
U. L.: Por supuesto que hay una intención de reconocimiento a una generación que emigra del campo a la ciudad en busca de algo que implique prosperar. Pero Santiago tiene muchos más matices, no sólo se tiene que ir, sino que tiene que encontrarse a si mismo. Es un “sin papeles” de su época, soñador pero muy trabajador, que nunca tendrá malas intenciones en sus actos y que, si no hubiera salido del pueblo nadie le habría timado. No obstante, esta novela también es un homenaje a la buena gente, y lleva implícito un reconocimiento a una generación de mujeres trabajadoras y madres solteras que en los años 70, en la sombra y sin visibilidad ni ayudas sociales, tuvieron que sacar adelante a sus familias con mucho esfuerzo para poder dar a su hijos las oportunidades que ellas no tuvieron.

P: A modo personal, ¿tan duras son las promociones de los libros? ¿Es un trabajo tedioso o le encuentras el “gustillo” por compartir con otras personas tu trabajo?
U. L.: No es en absoluto tedioso, te permite además entablar contacto directo con muchos lectores y contrastar opiniones. No le veo el lado cansado, sino el lado divertido. Estoy igual de bien en casa que fuera de ella.

P: El “modus operandis” que utilizas a la hora de empezar una historia, ¿cómo es?
U. L.: Procuro improvisar lo mínimo pero a veces es inevitable. Para empezar suelo tener claro buena parte de la historia. No puedo tenerlo todo cerrado porque en muchas ocasiones hay personajes que deciden por ellos mismos y eso es verdaderamente mágico. En esta última novela, por ejemplo, jamás pensé que Santiago Lansac llegaría tan lejos… Con un personaje como Santiago, imprevisible, insurrecto, no puedes tenerlo todo cerrado porque él mismo te la lía en cualquier momento.

P: ¿Eres soñador?
U. L.: Sí, y no, para escribir una historia de amor es necesario soñar despierto. Pero si te refieres a si soy soñador al estilo “Santiago”, no.

P: ¿Cómo ves la situación de la literatura en la actualidad? Cada vez son menos las personas que dedican su tiempo a leer o se dejan llevar por las famosas sagas vampíricas y nórdicas.
U. L.: Yo creo que se lee cada vez más, que los libros son un producto estupendo, son baratos, no pesan mucho, quedan bien en la estantería, se pueden prestar, no pasa nada si no los devuelves a su dueño y no se les gasta la batería. Por otro lado, es cierto que las nuevas tecnologías contribuyen a despistar y sí es cierto que pasamos demasiado rato ante el ordenador navegando absurdamente. Respecto a los vampiros y los thrillers nórdicos, cada uno elige la lectura que quiere… lo importante es leer, pues no conozco mejor entretenimiento ni mejor escuela sobre la experiencia de la vida.

P: Siendo como es el mundo editorial tan complicado, ¿creíste alguna vez que llegarías a publicar novelas?
U. L.: Hasta hace muy poco no entraba ni en mis mejores sueños. Cuando a los veinte años trabajé en una librería de Barcelona venían escritores a presentar sus libros y los miraba admirado pensando “qué listos que son”… Luego decidí intentarlo, haciéndolo lo mejor que podía, y aquí estoy, aprendiendo de cada novela.

Comentarios

Entradas populares