¿Réquiem por un crítico? (artículo de prensa)

"El temperamento es el requisito fundamental del crítico: un temperamento exquisitamente sensible a la belleza y a las diversas impresiones que ésta nos causa” le dice Gilberto a Ernesto, protagonistas de uno de los diálogos más apasionantes escritos por Oscar Wilde. La obra es El crítico como artista y en ella podemos descubrir algunos de los aspectos que han conformado a esas figuras que dedican su esfuerzo al análisis sistemático y crítico de la producción artística de un determinado periodo. Este extraño ser que deambula entre lo literario y académico ha gozado, en el pasado, de una gran posición en el mundo del arte. Las valoraciones que realizaban se tomaban como verdades absolutas y tenían un poder de sugestión en la conciencia pública notable. Ellos decidían qué era bueno y qué malo, qué es arte y qué no lo es. Hoy en día, en los derroteros del arte contemporáneo --término que cada vez me produce cierta urticaria, ya que todo tipo de arte ha sido contemporáneo en su época-- el crítico de arte ha perdido su hegemonía casi por completo. Los artistas han dejado, la gran mayoría, de creer en la legitimidad de las argumentaciones del crítico, y la sociedad siempre se ha sentido alejada de todo ese mundo. Como dice Iván de la Nuez, ensayista de renombre, ‘curator’ y, curiosamente, crítico de arte, “para los creadores, la importancia de la crítica resulta nula”. Y añade algo que me resulta clarificador, “que la crítica, salvo excepciones, ocupa el último lugar en la jerarquía del actual sistema del arte --por debajo de directores, coleccionistas, comisarios y artistas-- no es, precisamente, un secreto”. Hoy lo entiendo también así. Y es que el crítico de arte es un ser que se desvanece poco a poco en un universo donde impera internet y los blogs, artífices de un movimiento espectacular, a la par que peligroso --al portar la bandera del todo vale--, en el que se dan una serie de intercambios de opiniones importante y curioso.

¿ELITISMO?
Quizá, y solo digo quizá, la problemática de esta muerte lenta se deba a que el trabajo de los críticos actuales apenas se conoce, tienen un limitado acceso a los circuitos pedagógicos porque, no sé sabe cómo --o sí, pero no quieren reconocerlo-- algunos hicieron del crítico alguien de la alta sociedad. Ese “elitismo” del arte y todo lo que acontece a su alrededor ha sido, casi siempre, el gran mal que curar. Para más inri, tal y como remarca De la Nuez, otro problema se encuentra en que “el mercado profesional, con su tapón generacional, depara un multiempleo de supervivencia donde el crítico suele ser, al mismo tiempo, juez, parte, sospechoso y culpable”. Ese afán de protagonismo que muchos desearon convertir en modo de vida, y que finalmente convirtieron en ‘esnobismo’ ha sido otra de las causas que han ayudado a diagnosticar la futura muerte del crítico. Además, “¿por qué habría de verse turbado el artista por el chillón clamor de la crítica?”, se pregunta el Ernesto de Wilde. Pregunta harto difícil de responder. El debate es terrorífico. ¿Evolucionar o morir, pues? Lo cierto es que cada vez son más comunes los críticos de arte camuflados, me explicaré: escritores de literatura que gozan de una sensibilidad especial para con el arte y deciden adentrarse en el reto de escribir sobre él. Un ejemplo es Oscar Wilde, pero también lo fueron Diderot --el que consideran todos como el padre de la crítica de arte--, Henry James, Edith Warthon, Gilbert K. Chesterton, Paul Auster, Don DeLillo, Roberto Bolaño, César Aira o Enrique Vila-Matas. Lo bueno que tienen estos, llamémosles pseudo-críticos de arte, es que cuando les conviene pueden disfrazar sus opiniones personales en la opinión de alguno de sus personajes. Gracias a esas pequeñas “triquiñuelas” acercan, sea su pretensión o no, la crítica artística al gran público. Cosa que no ha sucedido --no como debiera, al menos-- en los medios de comunicación, que también han engrandecido esa animadversión por el crítico.

INTELECTUALISMO
La crítica de arte ha estado generalmente vinculada al periodismo, ejerciendo una labor de portavoces del gusto artístico que, por una parte, les ha conferido un gran poder, al ser capaces de hundir o encumbrar la obra de un artista, pero por otra les ha hecho objeto de feroces ataques y controversias. Podríamos decir que a principios del siglo XX la primera parte era lo que primaba, mientras que hoy, son los ataques al crítico los que se hacen más patentes. La actualidad del arte ya no pasa por las manos de esos expertos, más bien pasa por los ojos curiosos de personas que se fijan únicamente en la belleza estética de una obra o de si les provoca o no cierta sonrisa. Sin embargo, y esto sí debería quedar claro, la crítica, como disciplina sujeta a su tiempo y a la evolución cultural de la sociedad, siempre revela un componente de pensamiento social. Muchos críticos de arte han sido y son intelectuales que han sabido caminar entre dos aguas para crear algo que yo creo esencial: un espíritu de crítica. Charles Baudelaire escribió en su Salón: “Para ser justa, es decir, para tener su razón de ser, la crítica debe ser parcial, apasionada, política; esto es: debe adoptar un punto de vista exclusivo, pero un punto de vista exclusivo que abra al máximo los horizontes”. Uno de los críticos que abrió más horizontes no solo en la provincia de Castellón, sino en España y Europa, fue Vicente Aguilera Cerni, cabeza pensante y creador del Museu d’Art Contemporani de Vilfamés. Sin la figura de Aguilera Cerni, el mundo del arte se entendería mucho menos. Pero bueno, hablar de este gran hombre e intelectual nos llevaría tiempo. Eso, mejor otro día. 

Comentarios

Claire ha dicho que…
Efectivy wonder!Baudelaire fue uno de los críticos más transgresores y más eruditos de la Francia revolucionaria. Y es algo complicado que enmedio de la agitación social sepas encontrar ese punto crítico y esa coherencia que tanto escaseaba en la masa. Una de las cosas que más me llamó la atención de este escrito es la sátira ágil y aguda que lanza a cada uno de los críticos de arte de la época, que sólo se basaban en "modelos clásicos que apenas tienen sentido ahora, porque lo clásico es arcaico fuera de su contexto original". Es decir,que está bien basarse en los esquemas clásicos, pero si estos son meras copias y sin ningún tipo de sensibilidad artística ,no se puede hablar de arte,ni de creatividad, sino de falta de imaginación y talento. Y esto es lo que hay que buscar, el talento innovador y transgresor, el talento que emocione y que abra nuevas vías artísticas y con él nuevas formas de entender y percibir el arte.
¿Las ideas escasean o la televisión las limita?Creo que me decanto más por la segunda opción.
He dicho.
Eric GC ha dicho que…
He leído.

Besos Claire!!!
Esther ha dicho que…
Mis mejores deseos para 2011, llenos de sueños a cumplir, libros que leer, música que escuchar, artículos por escribir, montañas que subir, mares que navegar, amigos con los cuales disfrutar.

Besos, besos y más besos.

Que en 2011 sigas escribiendo maravillosamente bien.
Eric GC ha dicho que…
Esperemos escribir mejor, Esther. Jejejeje. Mil gracias por todo, eres un primor. Te mando un trillón de besos y te deseo toda la felicidad del mundo. Sigue siendo tú, please. No cambies nunca.

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