La lectura, una gran ventana y un espejo (columna de prensa)

Antonio Muñoz Molina, al que idolatro en la intimidad, dijo una vez que "la lectura es una ventana y también un espejo". ¡Cuánta razón tenía! Aunque muchos se muestran incrédulos, el acto de leer supone uno de los momentos más solitarios e íntimos que el ser humano pueda llevar a cabo. Somos nostros mismos, no necesitamos interpretar ningún rol de nuestra vida cotidiana. Despejamos nuestra mente para dejarnos llevar por aquellas historias que nos fascinan, que nos hacen sufrir o reír, que nos encogen el corazón. En cierto modo, nos desnudamos ante el libro que tomamos entre las manos. Le damos todo cuanto somos capaces. Nos evadimos de nuestra realidad para sumergirnos en otra. Y esto no lo hacemos porque no nos guste nuestra cotidianeidad, lo hacemos porque imaginar es una de las drogas más potentes que existen. La capacidad de abstracción y de concentración que llegamos a desarrollar mientras leemos es tan fuerte que el tiempo llega a detenerse. Las reflexiones que realizamos son infinitas. Analizamos al personaje de la obra y nos analizamos a nosotros mismos. A través de las historias que nos brindan esas mentes creativas llamadas "escritores" tenemos la oportunidad de meternos en la piel de otros y es entonces cuando acabamos impregnando al personaje con parte de nuestro "yo". Nos preguntamos qué haríamos en esa misma situación, cómo reaccionaríamos. Formamos parte activa de la propia historia casi sin quererlo. Es la magia de la literatura, aquella que surge a partir de unas pocas letras. Es el poder de la palabra, el que logra cautivarnos con una simple frase. La lectura, repetimos, es una ventana y también un espejo.

Comentarios

Claire ha dicho que…
Dime qué lees y te diré quien eres. Efectivamente, la lectura no sólo refleja los gustos, sino la verdadera personalidad.
:)

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