Territorios que se intuyen. Una reflexión sobre el proyecto ‘Camouflages’, de Laura Vallés

Dos de las imágenes que componen el proyecto 'Camouflages', de Laura Vallés


El ser humano siempre ha sentido la necesidad de adentrarse en territorios inhóspitos. Ese afán aventurero por descubrir paraísos perdidos es una característica innata. Probablemente, el hecho de que seamos inquietos sea la razón más plausible para explicar estas y otras cuestiones. Bien es cierto que cuando nos topamos con algo desconocido, queremos, casi de inmediato, ahondar en ello. Curiosidad lo llaman; una de las mejores --aunque a veces, más peligrosas-- facetas de que disponemos. Por otro lado, ese carácter explorador puede ser excesivo si penetramos con demasiado ahínco en aquello que buscamos. En este sentido, si centráramos nuestra búsqueda en lo personal, estaríamos traspasando la línea de la privacidad, abusaríamos de la intimidad. No es extraño, pues, que exista aquello que denominan “camuflaje”. A través del camuflaje podemos despistar al ojo desorbitadamente curioso y logramos crear un ambiente hermético para no dejar que nada ni nadie invada nuestro hogar.
Extrapolando todo esto al ámbito de la arquitectura, descubrimos que muchos edificios se esconden gracias a las enredaderas o la agreste vegetación de sus alrededores. Las fachadas que anteriormente se nos antojaban perfectamente visibles, ocultan su rostro bajo una maraña verde. En la ciudad norteamericana de Chicago existen muchos de esos edificios ocultos; rincones perdidos y territorios que se intuyen.
Laura Vallés ha logrado fijar su objetivo en algunos de esos parajes que --ya sea por una mera cuestión estética o por la dejadez de sus propietarios-- no muestran toda su faz. La cámara fotográfica hace de exploradora de aquellas realidades que se nos escapan para dejarnos contemplar una belleza casi desconocida. Diríamos, sin ningún miedo, que Vallés nos ofrece la posibilidad de disfrutar, de un modo completamente distinto al que estamos acostumbrados, de una ciudad. Asimismo, nos hace tener constancia de la importancia de la naturaleza y su integración en la ciudad. En cada una de las instantáneas que comprenden el proyecto Camouflages apreciamos que la arquitectura --ese hecho artificial que el ser humano ha construido-- queda relegada a un segundo plano, siendo el espacio verde el que impera. En este sentido, podemos hablar de una especie de reflexión sobre la propia ecología y la importancia que adquiere ésta en nuestro cada vez más contaminado mundo. La artista redescubre Lincoln Park para nosotros y nos permite vivir una mística aventura a través de los rebeldes, y majestuosos a la vez, recovecos vegetales.

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