Un nexo con el mercado (artículo de prensa)

'The kitchen', obra de Marina Abramovic

Larry Gagosian, Jay Jopling, Harry Blain, Nicholas Logsdail, Marc Glimcher... Estos son los nombres de un selecto grupo que controla el rumbo del gran mercado del arte. Recientemente leí un artículo que se centraba en el inmenso poder que estos “gurús” poseen en el mundo del arte. Son las cabezas visibles de las galerías más poderosas del planeta y creo que no hace falta decir que han obtenido un éxito sin parangón. Son los propietarios de algunas de las colecciones más codiciosas del arte contemporáneo y logran colocar sus piezas allá donde quieren o les interese. Todo artista que se precie de querer rubricar su nombre en los anales de la historia, busca la forma de que este selecto grupo fije su mirada en ellos.
La Gagosian Gallery, White Cube, Haunch of Venison, Lisson Gallery o Pace Wildenstein son algunas de esas cunas del arte contemporáneo de hoy. No me digan porqué pero sentí la necesidad de ahondar en cada una de ellas, ver a qué artistas representan. Cuál fue mi sorpresa al comprobar que muchos de esos nombres han tenido relación con Castellón. ¿No lo creen? Tan solo deben visitar sus páginas web y verán que no miento. ¿Y cuál puede ser esa relación con nosotros? La unión entre ambos mundos se produce gracias al Espai d’Art Contemporani. Gracias al EACC hemos podido ser partícipes de las creaciones de algunos de los mejores y más reconocidos artistas contemporáneos. El listado es muy largo, por ese motivo hemos decidido nombrar a los que creemos gozan de una posición privilegiada en este singular universo de oferta y demanda estética-monetaria. A lo largo de los diez años de vida del Espai, han poblado sus paredes y rincones --o han participado en alguno de sus proyectos-- nombres como Bruce Nauman, Cindy Sherman, Louise Bourgeois, Marlene Dumas, Jeff Wall, Nancy Spero, Joseph Beuys, Marina Abramovic, Bill Viola, Daniel Buren, Lawrence Weiner, Mario García Torres, Ai Weiwei, Dora García, Barbara Kruger, John Baldessari, Atsuko Tanaka... Todos estos creadores son la flor y nata del mercado actual y son algunos de los buques insignia de las grandes galerías mundiales. Dicho de otro modo, mueven millones y millones de dólares.
Los marchantes más selectos, los museos de referencia, las salas de mayor reputación... todos se pelean por contar entre su amplio catálogo con algunos de estos artistas que han dejado su impronta en la capital de la Plana. ¿Asombroso, no? La idea de que todas esas figuras tengan un nexo con Castellón es emocionante, puesto que revela la trayectoria ascendente de una sociedad en el ámbito cultural. O, al menos, eso quisiera creer. No creo que haga falta decir que estos artistas han alcanzado el éxito con mayúsculas, aunque sean una minoría dentro del vastísimo círculo de creadores que existen hoy. A pesar de todo, podemos decir orgullosos que nuestra provincia se ha podido codear con centros urbanos en los que las subastas de algunas de sus obras alcanzan cifras astronómicas.

una entre un millón
La posibilidad de ver en directo, en el mismo espacio y en una provincia pequeña como es Castellón, piezas emblemáticas dentro del sector del arte podría decirse que es una entre un millón. Sin embargo, debemos dar gracias por disponer de un lugar en el que todo eso es posible. La labor del EACC ha sido y es --hasta la fecha-- valiosísima para los intereses de aquellas personas que buscan ampliar sus miras con respecto al arte contemporáneo y la cultura en general. Podemos decir que somos cómplices, en cierto sentido, del gran poder que abarcan los gurús del mercado.

garantía de triunfo
La destreza de gestionar arte es, valga la redundancia, todo un arte. A mediados del siglo XX la confianza lo era todo. Una gran galería lograba que sus clientes tuvieran la certeza de que no era necesario cuestionar ni la obra de arte ni su precio. Puede que esta situación haya provocado, a la larga, que todo el sistema de tasación artístico sea un tanto dudoso. A pesar de todo, huelga decir que las galerías de primera categoría descubren y desarrollan artistas, además de enriquecerse. Las salas que mencionábamos al principio cuentan con un capital operativo que marearía a más de uno. Tienen excelentes contactos y no dudan en escoger a los artistas más comerciales ya consolidados, esos que decíamos hemos podido conocer en Castellón.
Otro punto a tener en cuenta para garantizar el éxito de una galería es, cómo no, el atrevimiento y apuesta por nuevos valores. En este sentido, creo que la provincia es un gran ejemplo con iniciativas como el Premi d’Art Contemporani de la Diputació Provincial, cuyos ganadores son ahora también referentes --hablamos, por ejemplo, del caso del mexicano Mario García Torres--.
Sin duda, todo este complicado escenario del mercado del arte resulta difícil de entender y, también, atractivo. Tal y como remarcaba Olga Martínez en el artículo que me ha servido para escribir esta reflexión, todos los agentes implicados, sean estos comisarios, agentes, directores de museos, propietarios de galerías o artistas, “son responsables --quieran o no reconocerlo-- de que cierto tipo de arte sea tan popular: el que es tan caro”. Lo bueno de todo es, que aquí en Castellón, ese arte “tan caro” lo hemos podido disfrutar durante una década de forma totalmente gratuita. Es el premio por contar con un Espai d’Art Contemporani que trabaja por acercanos las propuestas más innovadoras, controvertidas e interesantes del actual mercado. El arte contemporáneo tiene la capacidad de intimidarnos y, al mismo tiempo, asombrarnos. 

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