"The Imaginary Martial Theatre of the Emperor Tomato Ketchup"

Shuji Terayama, Tomato Kecchappu Kôtei (Emperor Tomato Ketchup), 1970, colour-tinted black-and-white 16mm film, 76 min

Este es el título más que sugerente de un artículo escrito por Thomas Dylan Eaton y que leí en la revista electrónica Afterall --una publicación que recomiendo encarecidamente, aunque sea en inglés, porque ofrece interestantísimas propuestas visuales--. En él, habla sobre la obra del escritor y cineasta japonés Shuji Terayama, al que no conocía en absoluto --el cine nipón nunca fue mi fuerte--. Sin embargo, a través de la lectura del escrito de Eaton, reflexioné sobre la historia de este pueblo oriental tan emblemático. Emperadores, shogunes, samurais, geishas, ninjas... La riqueza mitológica e histórica de la nación del sol naciente me resulta fascinante (como tantas otras). Pero... ¿y el Japón actual?
A través de las noticias que nos llegan cada día podemos hacer un vago retrato de la sociedad nipona, en la que parece conviven tradición y modernidad de una forma inusual. Este mosaico de neón, té y tai-chi es, cuanto menos, peculiar. Al menos, eso creo yo. La evolución imparable de este pueblo en el último siglo y medio ha confeccionado un panorama lleno de incongruencias, pero que atrae a propios y extraños. Recuerdo, sin ir más lejos, que yo mismo tenía unas ganas imperiosas de volar hacia ese paraje costumbrista y tecnológico tras el visionado del filme Lost in traslation, de Soffia Coppola (película, por cierto, que creo capta perfectamente la esencia de lo que es hoy Japón).
No quisiera extenderme en esta breve reflexión, que poco tiene de enriquecedora para vosotros. Únicamente, tenía curiosidad por intentar entender cómo una nación ha cambiado su modus vivendi tan rápidamente. El mundo nipón sigue siendo una auténtica incógnita para muchos de nosotros. La modernidad irrumpió de forma tajante y sorpresiva en el archipiélago, y eso provocó la confección de un país con demasiados contrastes. Repito, y no quisiera parecer pesado, que este hecho atrae y resulta complejo al mismo tiempo. Habrá que visitarlo para comprobarlo in situ. ¿No creéis?

Comentarios

Entradas populares