¿Nos incluyen en el mapa? (artículo de prensa)

'De la curva, sus fiebres’, obra de la artista castellonense Mar Arza

Inmersos en una época llena de incertidumbres, de constantes vaivenes emocionales, incógnitas sin resolver y demás quebraderos de cabeza, uno se pregunta a veces si la producción artística ‘made in Spain’ tiene repercusión más allá de nuestras fronteras. Sabemos de la existencia de ferias, galerías importantes, museos y espacios de arte que tienen su sede en España. Lo que ya no tenemos tan claro es si realmente existe una promoción de nuestros artistas. Este sigue siendo un tema controvertido, complejo e incómodo que persigue desde tiempos remotos a la cultura de nuestro país. No sé muy bien porqué, creemos que para triunfar realmente uno debe marcharse fuera, abandonar un lugar que no concede el crédito que debiera. Ahí es cuando decimos aquello de “nadie es profesta en su tierra”. Ciertamente, este debate no creo que tenga fácil resolución. Existen artistas importantes y tenemos espacios expositivos de un reconocimento internacional que nadie se atreve a poner en duda. ¿O sí? Realmente, el contexto artístico español a nivel internacional es un misterio. Por eso muchos insisten en preguntar: ¿tiene el arte español alguna visibilidad fuera de España? ¿nos incluyen en el mapa? Las personalidades del mundo de la cultura artística tienen visiones variopintas al respecto. Unos creen que España tiene muchísimos eventos pero que hay un gran déficit del artista español en el reconocimiento internacional. “Hay una falta de conexión”, dice el comisario Gerardo Mosquera.
Los lamentos, acusaciones y autodefensa han sido siempre algunas de las características del llamado “carácter español”. Ese victimismo tan nuestro es, posiblemente, uno de los culpables por las que instituciones y artistas no acaban de entenderse. Falta una inyección de autoestima, creer en lo que se hace aquí. Solo así se podrá actuar en consecuencia para que lleguemos a valorar nuestra producción. Desde siempre hemos visto y entendido como “algo bueno e interesante” cualquier cosa que se importe de fuera. No es de extrañar que, teniendo como tenemos un centro como el Museo Centro Nacional de Arte Reina Sofía, una feria como ARCOMadrid, un MUSAC o un Espai d’Art Contemporani de Castelló --que cada vez goza de mayor reconocimiento--, sea hora de cambiar el ‘chip’.
Del mismo modo, y trasladando la acción de un nivel más internacional a uno más cercano, me pregunto ¿qué papel juegan Castellón y sus artistas?

EL PAPEL DE CASTELLÓN
Desde hace una década, ese sentir que “todo lo que hace el internacional es mejor”, está cambiando en la provincia. Mirar fuera siempre está bien, porque nos permite descubrir cuáles son las tendencias existentes, qué preocupaciones tienen los artistas, etc. Sin embargo, a veces debemos echar un vistazo a nuestro alrededor. Solo así comprobaremos que el arte que se realiza en Castellón goza de grandes expectativas.
Hablar de casos concretos puede acarrearme alguna que otra enemistad. Aún así, debo nombrar a Mar Arza, Rossana Zaera, Paco Dalmau o Ramón Roig. Estos son algunos de los artistas que mayor nombre tienen a nivel internacional. En el caso de Arza, sus obras desfilan por Europa con gran éxito. La galería belga Meesen de Clercq, que cuenta entre sus artistas a gente tan importante como Bruce Nauman --quizá uno de las referencias más absolutas dentro del panorama internacional, ganador de la última Biennale di Venezia--, trabaja con Arza.
El caso de Rossana Zaera es algo distinto. Sus obras han sido siempre objeto de halagos varios a lo largo de sus apariciones en ARCO. Al igual que con Mar Arza, la galería castellonense Cànem tiene mucho que ver en que esto sea así. Asimismo, ha realizado exposiciones en Londres o Nápoles --bajo el comisariado de Ian Rosenfeld--. Algo a tener en cuenta, aunque no lo crean.
Y de la provincia de Castellón, más concretamente de Orpesa, también surge un Ramón Roig que vive entre dos culturas, la nuestra y la paradójica cultura china. Desde hace ya un tiempo Roig se marchó a vivir a Shanghai y ha logrado crear escuela. Por último, de los nombres citados anteriormente, Paco Dalmau ha ido, poco a poco, abriéndose camino en galerías de Nueva York.
Como dije, estos son solo algunos de los artistas de Castellón que sí se conocen fuera de aquí. Artistas que se han abierto al exterior debido, en parte, a “que nadie les hacía caso”. Y es que, volviendo al principio de esta reflexión, cualquier solución posible por mejorar la imagen, proyección y presencia del arte español y castellonense en el mundo pasa por reforzar su debilidad estructural. Se necesitan más apoyos y, sobre todo, confianza en lo que hacemos. Somos buenos. 

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