Una mirada peculiar del cine (entrevista a Albertina Carri)

Se retarda unos diez minutos, pero no pasa nada, no hay prisa alguna. Durante la espera, en la terraza del Espai d’Art Contemporani, me someto a realizar uno de los actos que más disfruto: tomar café. Hace un día luminoso y se respiran ciertos aires que a uno lo tranquilizan. De fondo se escucha a los jóvenes músicos del Conservatorio Superior de Castellón --que está justo al lado del EACC-- ensayar. De pronto, aparece Albertina Carri con una mirada cómplice, incluso infantil, disculpándose por el pequeño retraso. Nadie diría, en un principio, que la directora argentina es uno de los nombres clave para entender el cine en su país y también creciente en el viejo continente. La cineasta ha desarrollado esta semana un taller didáctico en torno al mundo cinematrográfico. Nosotros, como suele ser habitual, no pudimos resistir la tentación de charlar con ella para que nos mostrara ese ojo cinematográfico tan peculiar que ya conocen en festivales como la Berlinale, por citar un ejemplo.

Pregunta: Una de las figuras que ha cimentado el concepto del nuevo cine argentino. ¿Etiquetas como esta asustan?
Albertina Carri: La verdad es que la cuestión del nuevo cine argentino es, por un lado, una cuestión accidental, es decir, no somos un movimiento. Más bien tiene que ver con una cuestión generacional. Luego de la dictadura en Argentina se reabrieron las escuelas de cine, ya que es un país con una cultura de cine muy importante. Es ahí donde apareció una nueva generación que cambió los modos de narrar películas y producirlas. Digamos que se “des-jerarquizó” de alguna manera esto del cine. La llegada de las nuevas tecnologías, que daban la posibilidad de hacer películas con menos recursos, también es fundamental. De cualquier modo, esta es una generación que nace antes de la era digital, más bien es una generación que rodó en blanco y negro y en 16 milímetros --así es como hacíamos los primeros filmes--.

P: ¿Demasiada responsabilidad?
A. C.: Somos grandes ya, antiguos --se ríe--. Así que, eso de “nueva generación” nos parece algo simpático, divertido. Quiero decir que no tiene un peso especial. Fue una irrupción conjunta de unos jóvenes impertinentes, ciertamente rebeldes... Lo importante de todo es saber en qué se va a convertir este cine, que de “nuevo” tiene cada vez menos. Ya no somos la promesa de la ópera prima. La mayoría de nosotros ya tiene cuerpo de obra, está por su quinta o sexta película... Existe una cantidad de directores ya configurados y conformados.

P: Has visitado Castellón para realizar un taller didáctico sobre cine. ¿En qué consistió? ¿Ha sido gratificante la experiencia?
A. C.: En un principio yo había pensado trabajar a partir de las distintas problemáticas técnicas que giran en torno a la dirección. Creí que la gente que iba a apuntarse a este taller serían, la mayoría, estudiantes de cine y que eso era lo que les iba a interesar. Es por eso que armé un diagrama para trabajar, a partir de mis películas, sobre cómo desarrollar estos aspectos técnicos que implican la dirección de una película como son el diálogo, la puesta en escena, la dirección de actores, el encuadre, el contraste, la luz, las sombras, el sonido, campo sonoro, contracampo... Sin embargo, cuando me encontré en la presentación del grupo y pregunté a qué se dedicaban me resultó raro darles información sobre este tema, puesto que eran un conjunto muy ecléctico, cosa que me parece muy interesante y exigente. En el taller ha habido desde espectadores muy ávidos y conocedores del cine independiente hasta comunicadores sociales, publicistas, cámaras, arquitectos, jóvenes guionistas... Tenía un público muy diverso y, por lo tanto, tuve que hacer un volantazo en mi planificación. Así, estuvimos viendo otros aspectos, menos académicos, aunque seguían siendo técnicos, sobre el mundo del cine. Por ejemplo, ellos se preguntaban el porqué una directora toma determinadas decisiones para crear una película. Este taller, por tanto, ha sido desarrollado a modo de relato cinematográfico, algo mucho más difícil para mí, pero muy entretenido, lo confieso.

P: ¿Qué significa el cine para tí? ¿Crees que es un vehículo para concienciar a la sociedad válido, o un simple divertimento?
A. C.: Fácil no es la pregunta. Es como la pregunta más difícil de hacer. André Bazin escribió un libro de 600 páginas y no logró responderla. Yo lejos estoy de poder contestarla. Para mí es un hecho cultural. Digamos que hay distintos tipos de cine: el de entretenimiento y el cine de autor, independiente, marginal, radical... Este segundo tipo es un cine que está destinado a un intento de modificar algo. Yo creo que todo el cine es político, hasta el comercial, aunque quizá este vaya en favor del sistema y el independiente sea contrario a los equemas establecidos.

P: En el mundo de hoy, la interdisciplinariedad es fundamental. Saber defenderte en todos los campos, controlar varios estilos. Tú te caracterizas por esa versatilidad...
A. C.: En realidad, con respecto a lo de la versatilidad, lo que suelo decir es que yo no me propongo hacer una película de ficción formal, donde se cruce lo melodramático con otros registros. No es mi intención. Sin embargo, y por poner un ejemplo, he cruzado el porno con el melodrama, el documental con la ficción... De alguna manera no son decisiones que tomo arbitrariamente. Para concretar más, en mi película Los rubios quería hablar de una memoria personal, privada, con diferentes estadios de recuerdos, la memoria como órgano vital, como algo que late, que se modifica. Por ese motivo necesitaba mezclar el blanco y negro con el color, la ficción y la animación con el documental, etc. para poder contar esa historia. Todas estas estéticas me alcanzaban para poder narrar el filme. No es que yo decida ser versátil, a veces me pesa serlo. En ocasiones me gustaría tener una línea concreta, con una forma determinada. Sin embargo, las películas me obligan a cruzar los estilos.

P: Aunque suene a pregunta tópica, ¿qué recomendarías a los jóvenes cineastas?
A. C.: Lo que se puede recomendar es que vean mucho cine. Que busquen mucho cine y no se conformen con el que se estrena. Que lean mucho, ya que es una costumbre que se está perdiendo en el mundo, y esto es algo grave, porque no está todo en las imágenes. Es necesario leer. Que busquen sus propias historias, lo que realmente les conmueva. Que no fuercen su mirada sobre lo que la gente quiera y que miren más por sus sensaciones.

Albertina Carri fotografiada por Susana Fas

Comentarios

Claire ha dicho que…
Una mujer con convicciones e ideas fijas,esa es la actitud que se debe tener ante la comercialización que está teniendo el séptimo arte en estos tiempos.
Excelentes repuestas pero excelentes preguntas formuladas.
Enhorabuena!
:)
Eric GC ha dicho que…
Debo decir que me sorprendió mucho Albertina Carri. Además, como buena argentina, durante la conversación, me encandiló. Es lo que tienen!!! Jejeje.

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