Un hasta luego

Ayer recibí una terrible alegre noticia. Me explicaré. Terrible porque una de mis cómplices en este complicado camino que es el trabajar, nos deja. Despido improcedente, creo que lo llaman --aunque la historia es un poco más complicada--. Sin embargo, debemos hacer la lectura positiva de esta historia. Ahora volará, y muy lejos. Estoy convencido de ello. Aunque eso sí, el día a día será más aciago, un poco menos divertido. De forma egoísta me pregunto porqué ella y no otra persona. 

Cada vez somos menos los mosqueteros que de forma valiente aguantan el "tipo" diariamente en un medio tan estresante como pueda llegar a ser el de la prensa diaria. Por desgracia, el pasado año ya fueron dos de mis "compis" más próximos los que desterraron en uno de esos famosos ERE. Me jode --y perdón por la expresión-- ver cómo aquellas personas más afines a mi persona se alejan --aunque reconozco que es un bien necesario, puesto que vuelven a dejar volar su imaginación y eso, no tiene precio--.

Ya sé que no es un adiós definitivo, pero insisto en la necesidad que tenía de esas personas brillantes. Ahora no me queda otra que veros más a menudo para tomar unas cervecitas o unos vinos. El problema será encontrar el tiempo para ello. Seguro lo logramos. Mi dulce E. te deseo lo mejor del mundo porque te lo mereces. 

P.D.: Como a ambos nos gusta Charlotte Gainsbourg --a mí me la descubrió mi Clarita superstar--, pues un vídeo musical no viene nada mal.