El placer de la lectura (artículo de prensa)

Cuánta razón tenía Jorge Luis Borges cuando dijo aquello de: “De los diversos instrumentos inventados por el ser humano, el más asombroso es el libro; todos los demás son extensiones de su cuerpo... Solo el libro es una extensión de la imaginación y la memoria”. No puedo estar más de acuerdo con el sabio cuentista argentino. En anteriores ocasiones ya he dejado entrever la pasión que siento por los libros y todo aquello cuanto los rodea. Muchos no logran entender cómo puede una persona tener ese afán por devorar relatos, historietas y ficciones. Páginas y páginas, letras y letras, un capítulo, una nota al pie, un prólogo, un índice, el tacto del papel rugoso... Todas y cada una de las partes que conforman ese instrumento asombroso del que hablaba Borges son poseedoras de un poder inigualable: el de captar la esencia del alma humana. Mediante las lecturas podemos conocer y entender parte de nuestra forma de ser y actuar. Todos nuestros sentimientos han sido descritos con gran destreza y genialidad en palabras de William Shakespeare, Miguel de Cervantes, Fiódor Dostoievsky, Emile Zola, Franz Kafka, Borges... El acto de leer supone una oportunidad única para explorar nuestro interior. Escritores, poetas, ensayistas y críticos luchan de manera incesante para crear un mundo imaginario en el que poder desnudar nuestras almas y compartir esas experiencias que nos hacen ser más humanos. André Maurois decía que “la lectura de un buen libro es un diálogo incesante en que el libro habla y el alma contesta”. El acto de leer supone, a la vez, un encuentro con nosotros mismos y una complicidad personal para con el autor de la obra. Además, de una forma u otra, y aunque cueste creerlo, mientras leemos estamos interconectados con otras personas que han leído, están leyendo o leerán el mismo libro. Ahí radica la magia y el placer de la lectura. Yo podré viajar y batallar contra gigantes o molinos de viento como buen caballero por las tierras anchas de Castilla y no seré el único que protagonice tales acciones. Bien es cierto que cada cual interpreta los pasajes de forma particular. Sin embargo, habremos sido, ambos, el extraordinario Alonso de Quijano por una vez.
Gracias a los libros podemos viajar allende los mares, vivir pasiones y reflexionar sobre nuestra situación actual en el mundo. Soy consciente de mi pesadez cuando digo que es necesario leer para educarnos y evolucionar como personas, pero es la verdad. No debemos caer en la tentación de abandonar tan preciado don. Sería una auténtica locura. Así pues, para evitar que cometamos tales errores, esta semana tenemos la oportunidad perfecta para dejarnos llevar, una vez más, por la majestuosidad de lo literario. El próximo 23 de abril es Sant Jordi, el Día del Libro, y todas las ciudades de España preparan a conciencia sus respectivas ferias en las que podremos encontrar cuantas joyas queramos. Como no podía ser de otro modo, Castellón viene con las pilas cargadas, ya que son varias las sorpresas que nos esperan a lo largo de esta quincena literaria.
El arte de emocionar está al alcance de todos con tan solo abrir un libro. ¿Existe mayor poder que ese? Gracias a los distintos personajes surgidos de esas mentes ávidas de imaginación, nos han ofrecido una nueva definición de lo que es el Humanismo. Y eso, amigos lectores, es algo que no podemos perder nunca.

P.D.: La obra se titula El ratón de biblioteca, de Carl Spitzweg.

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