Desgarrador Pepper

Art Pepper visto por Andy Freeberg

Siempre que escucho un disco de Art Pepper, sobre todo los posteriores a su estancia en San Quintín --una de tantas condenas que cumplió durante la década de los 50 y los 60-- y a los programas de desintoxación por ser un adicto a la heroína, me sumerjo en un mundo sombrío, con un aire viciado y peligros que acechan en cada esquina de Los Ángeles, esa ciudad sin ley que tantas novelas negras ha inspirado. Tras ser uno de los "guapos" jazzmen de la West Coast junto a Chet Baker, la carrera de Pepper se vio truncada por las drogas, algo que, por desgracia, ha sido una constante en el panorama jazzísticos. 
Olvidado prácticamente por las casas discográficas, sin apoyo y casi sin amigos de su época dorada, el bueno de Art Pepper no cesó en su empeño de resurgir de las cenizas. Esa rabia por ver cómo tu vida puede irse a la mierda en un suspiro la siento en cada uno de sus álbumes. Quizá sea eso, la agresividad contenida y la fuerza de voluntad por despejar las dudas que le persiguieron durante mucho tiempo, lo que me atraiga tanto de Art Pepper. Sé que el mundo de los saxofonistas cuenta con una nómina increíble de personajes que hayan dejado mayor huella en el mundo del jazz, como los Coltrane, Adderley, Mobley, Rollins, Gordon, Parker... Sin embargo, para mí no hay otro como Pepper. 
Su afán por redimirse, tanto en lo privado como en el ámbito público, es digno de admirar. No hay más que ver la portada de su álbum Living legend, donde aparece un hombre con la mirada perdida, cansado y con tatuajes carcelarios que busca encontrar de nuevo su camino en la vida. Esa imagen retrataba a la perfección la desnudez espiritual de Pepper. Se mostraba ante nosotros de forma sincera, sin engaños, buscando nuestro perdón. Y amigos míos, el disco vale su peso en oro, como también los posteriores trabajos que realizó y que le devolvieron al puesto que le correspondía en el mundo del jazz. Aún recuerdo la primera vez que escuché Patricia, de su disco Today --al que sitúo entre mis cinco álbumes favoritos del jazz--. Además de estas dos maravillas la magia de Pepper también se puede saborear en Among Friends, No limit, The Trip, Straight Life, Winter Moon --que por cierto escucho mientras escribo estas líneas--, One september afternoon, y otras perlas más.
Sin duda, para mí Art Pepper es uno de los músicos y compositores más originales y profundos que hayan existido en el mundo del jazz. Quizá peque demasiado con tantos agasajos para con él, pero es mi debilidad. Cuando lo oí por primera vez mi vida musical cambió por completo. Sus discos son una auténtica maravilla. "Necesito que me consideren como un artista. Pero quiero ser más que un músico de jazz. Quiero que el publico sienta alegría y tristeza. Abrirles el espíritu, los oídos. Es lo que siempre he querido. Y lo intentaré”, dijo una vez. Pues bien, Art yo siento esa alegría y esa tristeza siempre que oigo tu sonido desgarrado. Conmigo triunfaste amigo mío. 

Comentarios

Esther ha dicho que…
Magnífico. Más que magnífico, me ha encantado. Siento lo mismo por Art Pepper. Me llegué a hacer una camiseta con una portada de sus discos. Hace años. A través de Amazon me he ido comprando bastantes discos suyos y debe ser el músico del que tenga más discos, aunque no tantos. Sí me hubiera gustado fotografiarlo.

Un saludo.
Eric GC ha dicho que…
A mí me hubiera encantado estar en esos magníficos directos que grabó para el sello Contemporary en el Village Vanguard con Elvin Jones, George Mraz y Georges Cables. Ahí seguro que hubieran surgido imágenes magníficas, llenas de simbolismo y gran carga emocional. Gracias por pasarte por este pequeño rincón Esther. Es todo un honor.

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