El ingeniero del jazz
Muchos no le conocerán. Él no tocaba la trompeta, ni soplaba enérgicamente el saxofón, ni tecleaba pianos y mucho menos rasgueaba con sus dedos las gruesas cuerdas de un contrabajo o agarraba las baquetas para aumentar el ritmo con la batería. Su trabajo estaba en la sombra, escondido tras un cristal y con cientos y cientos de botones que manejaba a su antojo para crear sonidos mágicos que nos quedarán en la memoria para siempre. Los mejores siempre acudían a este entusiasta de la música jazz para que dotara a sus canciones de ese toque que las hacía excepcionales. Rudy Van Gelder, el ingeniero del jazz. Nadie ha sabido tratar esta música con mayor sensibilidad y energía. Sin miedo a equivocarme, diré que son miles las sesiones de jazz que ha grabado en su estudio de Englewood Cliffs. Trabajó con diversas casas discográficas pero solo en una alcanzaría el mito: Blue Note Records. El productor y presidente de Blue Note en esos tiempos dorados del jazz (años 50 y 60), Alfred Lion, siempre escribía en cada una de las cajas que contenían los álbumes grabados por Van Gelder: "Rudy special". Incluso el gran Thelonious Monk le rindió tributo con una canción llamada Hackensack. Y es que todas y cada una de esas grabaciones históricas (porque ya forman parte de la historia del sonido y la melodía) eran especiales. Tan solo debemos escuchar y dejarnos llevar por la emoción. No es de extrañar que hace ya unos cuantos años, Blue Note comenzara a reeditar estos trabajos bajo la denominación Rudy Van Gelder Edition. Cada vez que veía el sello RVG, sabía que estaba ante una auténtica joya del jazz. Eso se lo debemos a este hombre que ama el jazz como muchos de nosotros. La claridad del jazz comienza por Rudy Van Gelder.
Rudy Van Gelder visto por Hank O'Neal
Comentarios
Un abrazo fuerte.
Un besete