Las llamas que se encienden y se apagan (columna de prensa)

Cuando restan tan pocos días para la mística Nit de Sant Joan, en donde las hipnóticas llamaradas de las hogueras cobran un protagonismo inusitado, una luz portuguesa se apagó a la edad de 87 años. Un premio Nobel de literatura, un comunista convencido, un creador de estilo, un narrador insaciable, unas gafas que esconden a un autor de autores. José Saramago ha dejado una profunda huella en el mundo de las letras y la cultura universal. Parece ser que la llama que a tantos personajes alumbró y calentó para ofrecernos historias asombrosas, se cansó. Nos quedamos un poco más huérfanos el pasado viernes al marcharse una de las plumas más brillantes del siglo XX. Sin embargo, y como siempre me gusta reflejar en algunos escritos y pensamientos, la esencia de Saramago siempre estará con nosotros gracias a su legado.

Así pues, a pesar de su ausencia, una nueva llama se ha encendido para seguir con nosotros, vigilarnos y cuidarnos. Y es que la inevitable fuerza y resistencia del autor portugués ha sido siempre su carta de presentación. Saramago enseñó a muchos muchas cosas a través de su literatura. “La vida es como una vela que va ardiendo, cuando llega al final lanza una llama más fuerte antes de extinguirse. Creo que estoy en el período de la llamarada antes de extinguirme”, dijo el propio Saramago en una entrevista del pasado mes de octubre. El poder del fuego portugués seguirá “dando guerra” entre nosotros por medio de sus más de 30 obras. Desde este pequeño espacio, tras ser conocedores de la noticia que conmocionó a Portugal y gran parte del mundo, hemos querido rendir un homenaje a este escritor con mayúsculas. Adiós a un ilustre defensor de los creadores.

José Saramago visto por Armando Franca