Una leyenda del jazz, memoria viva de una época dorada y un músico inigualable: Herbie Hancock


Herbie Hancock visto por Francis Wolff

Un icono del jazz. Uno de los pocos que todavía gozaron de la esplendorosa época creativa de finales de los años 50 y la década de los 60. Una auténtica leyenda que en tan solo tres años grabaría cinco discos que hoy día consideramos auténticas joyas, obras maestras del género. Y todo ello con apenas 25 años, algo que no es de extrañar, ya que el de Chicago era todo un niño prodigio.
A la edad de 11 años ya interpretaba a Mozart. Sin embargo, la fuerza y la elegancia de dos maestros en esto de las teclas blancas y negras, como fueron Oscar Peterson y Bill Evans, hicieron que se decantara por el jazz. Para los que amamos esta música debemos dar gracias por la decisión tomada, ya que significó el nacimiento de todo un mito.
Durante una temporada y de forma independiente estuvo con el quinteto de Eric Dolphy (1962-1963) y en 1963 se unió al quinteto de Miles Davis. Estuvo con el trompetista hasta 1968 y se convirtió, sin lugar a dudas, en el soporte musical principal de Davis. Fue en esa época cuando, de forma independiente, desplegaría toda su magia y crearía algunos de los álbumes más importantes del jazz para piano. Hablamos, cómo no, de los trabajos que grabó para el sello Blue Note: Takin’ Off (1962); My Point of View (1963); Inventions and Dimensions (1963); Empyrean Isles (1964); y Maiden Voyage (1965). Precisamente, los dos últimos supondrían un antes y un después en su carrera con piezas tan conocidas como Cantaloupe Island, The egg, Maiden Voyage o The eye of the hurricane. Hancock forjó su leyenda con estas obras maestras, algo que no pasó desapercibido para el mundo del cine, que vieron en él un valor seguro para crear atmósferas perfectas. Michelangelo Antonini le encomendó la misión de poner música a su Blow up (1966), todo un clásico del celuloide.
Pasados 20 años, otro cineasta europeo confió en el talento de Hancock. En 1986, el director francés Bernard Tavernier relataría el periplo de un músico de jazz venido a menos que intenta resurgir en un club parisino en Round' Midnight. El gigantón amable del jazz por excelencia, Dexter Gordon, se encargó de interpretar al protagonista de esta cinta que siempre será recordada por la banda sonora de Hancock, que le valdría un oscar de la academia de cine norteamericana.
Además de su éxito en el apartado cinematográfico, Hancock fue todo un pionero de la fusión. Tras Maiden voyage, el pianista empezó a combinar diversas técnicas electrónicas con la acústica del piano creando, así, el estilo jazz-fusión con su propia banda a comienzos de los setenta. El álbum resultante de toda esa música fue Headhunters, uno de los álbumes de fusión más vendidos de todos los tiempos --si no el que más--. Quizá, gran parte de su éxito, también reside en la agenda de músicos que siempre le acompañaron en sus grabaciones. Nombres ilustres como Freddie Hubbard, Ron Carter, Tony Williams, Joe Henderson, Wayne Shorter, Thad Jones, Paul Chambers, Donald Byrd, Hank Mobley, Grant Green... La estela dejada por Herbie Hancock es, sencillamente, única. Ahora, todo esto lo podremos comprobar in situ en Peñíscola dentro de un par de semanas. ¡Qué gozada!

Comentarios

Claire ha dicho que…
Comienza la cuenta atrás!
Esther ha dicho que…
Eres un canalla, qué bien que escribes. Y que buen gusto tienes para todo. También me gusta mucho tu obra de la semana!

Muchos besos.
Eric GC ha dicho que…
Canalla??? Jejejeje. Y lo de escribir bien supongo que es por mi faceta de pseudoperiodista. Gracias por dar señales de vida Esther.
Muchos besos para tí también.

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