La necesidad de saborear la melodía, la armonía y el ritmo (artículo de prensa)


En 1981, Jack Lang, por entonces ministro de Cultura de Francia, decidió crear un acontecimiento que rindiera homenaje y acercara la música a la sociedad. Desde su primera edición en 1982 hasta la fecha, son ya más de 250 ciudades y 120 países los que participan en este evento mágico que es el Día Europeo de la Música (que se celebra hoy lunes, 21 de junio). Y digo mágico por dos motivos: el primero, por incitar a los músicos aficionados para que toquen por las calles de sus respectivas urbes, ofreciendo pequeñas dosis de emoción y divertimento; la segunda maravilla es la organización de conciertos gratuitos para que el público tenga la oportunidad de disfrutar ‘in situ’ de algunos de los mejores artistas e intérpretes.
La música, al igual que el resto de las artes, fomenta el poder de la imaginación, provoca sentimientos contrariados y potencia la diversidad cultural.
“El arte de las musas”. Eso es, en su origen, la música. La definición tradicional nos dice que es “el arte de organizar sensible y lógicamente una combinación coherente de sonidos y silencios utilizando los principios fundamentales de la melodía, la armonía y el ritmo”. ¡Qué necesarios son todos esos elementos! En multitud de ocasiones he incidido en la importancia que tiene para el ser humano el mundo de lo musical. El fin de este arte es suscitar una experiencia estética en el oyente, y expresar sentimientos, circunstancias, pensamientos o ideas. La música es un estímulo que resulta vital, al menos para los que necesitan sentir, de tanto en cuanto.
“Después del silencio, lo que más se acerca a expresar lo inexpresable es la música”, dijo el filósofo alemán Aldous Huxley. A lo largo de mi periplo vital, reconozco que la música ocupa un hueco demasiado importante. Son muchas las melodías que forman parte de mi yo, que me han ayudado en momentos de crisis o me han acompañado a los lugares más insospechados. Comparto por completo la opinión de Robert Browning cuando dice que “el que escucha música siente que su soledad, de repente, se puebla”. La música resulta una terapia sorprendente y una guía espiritual única. Quizá crean algunos al decir esto, que la locura se apodera de mí, que mi lucidez me abandona. Para un servidor, sin música no seríamos capaces de sobrevivir en el mundo.
La capacidad de abstraerse de todo aquello que nos rodea, concentrándonos en el ritmo, la melodía y la armonía, es un don del que todos deberíamos gozar. Probablemente, si lográramos esto, la vida resultaría, cuanto menos, algo más llevadera. Y recuerden, “de la musique avant toute chose”.

Comentarios

Claire ha dicho que…
En efecto. La música es arte, es vida, es otra forma de sentir y percibir el mundo,es enriquecerse y disfrutar, es conocer y asombrarse, es pregunta y respuesta. La música es el antes y el después, es una pieza básica para funcionar correctamente en la vida.
Y ya lo decía Nietzsche "Sin música la vida sería un error".
Ruby Fernández ha dicho que…
Directamente sin música nada existiría!
Yo me declaro melómana convencida, mi yo musical es tan importante como mi yo físicoo psicológico, una persona no puede concebirse en un silencio absoluto, no puede desarrollarse a casi ningún nivel ya que los estados de ánimo, son muy importantes para ello y para estos, es necesaria la música...

La música(con sus musas, danzas y poesía como bien la define la historia)es una forma de vida,es mi forma de vida.
Eric GC ha dicho que…
Menudos dos discursos! Eternamente agradecido por vuestro interés y por esos comentarios llenos de vitalidad e inteligencia. Así da gusto! :)

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