Un diálogo personal y literario con la muerte (reseña literaria)

Existen ciertas lecturas que encogen el corazón. El dolor y la pérdida suelen ser protagonistas de estas historias que te inyectan pequeñas dosis de angustia.

El sufrimiento ante la imposibilidad de comprender el porqué de algunas acciones o acontecimientos que derrumban, en un corto periodo de tiempo, todo el sostén emocional de una mujer y madre, es el argumento de El año del pensamiento mágico que publicó la editorial barcelonesa Global Rhythm Press. Esta novela de no ficción que escribió Joan Didion a modo de terapia para superar la muerte de su marido, el también escritor John G. Dunne, y su hija Quintana, conmociona.

Recuerdo estar absorto en la lectura de este relato negro, obsesivo y triste. Recuerdo la aflicción que sentí a lo largo de todas sus páginas. Didion necesitó de la literatura para refugiarse de este asedio personal, ya que esas devastadoras pérdidas la colapsaron por completo. El libro, que tardó meses en comenzar a escribir, pretende reflejar el estupor y sinsentido en que nos deja sumidos el dolor por la desaparición de un ser muy cercano. Inspirado, lúcido y, a la vez, tremendamente emocional, Joan Didion consiguió alejar los fantasmas de la locura tras ese desastre gracias a la profunda reflexión y plasmación en esta obra que rompe con uno de los grandes tabúes de la sociedad norteamericana, atreviéndose a abordar de manera frontal el tema de la muerte. A medida que avanzamos en la lectura del libro accedemos con el más respetuoso y admirado de los silencios en la vida íntima y privada de la autora norteamericana. La estructura obsesiva de la obra te atrapa sin querer. Revisas con la propia Didion los hechos que cambiaron su vida. Intentas comprender y te preguntas “si las cosas hubieran podido discurrir por otro cauce”.

Didion dijo que “fue una experiencia difícil y dolorosa, pero también reconfortante”. El confort, suponemos, lo encontró al recapacitar sobre la fragilidad de la vida, al comprender que el impacto de la muerte es inevitable, al saber que aferrarse al pensamiento mágico ayuda a superar cualquier situación, por muy dolorosa que esta pueda resultarnos.

La narradora californiana, la escritora de los “anteojos negros” --como la define Roberto Fresán-- es, sin duda, una de las voces más crudas y valientes de la literatura norteamericana de la segunda mitad del siglo XX. El año del pensamiento mágico nos conduce a otra realidad que evitamos por completo pero que siempre está presente.

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