25 metros y tres historias que contar

Bajo del autobús tras un largo día de trabajo. Me dirijo a casa. Tan solo 25 metros separan la parada de la puerta de entrada al hogar. En ese trayecto, corto pero muy intenso, soy testigo de tres situaciones impactantes. La primera es ver a un hombre salir de un contenedor de basura. Imagino que buscaría algo para comer o cualquier utensilio inservible para vender o aprovechar para sí. Camino cuatro pasos y, de pronto, veo a otro hombre santiguarse sin parar y con una rapidez inusitada, como si hubiera visto al mismo diablo o se encomendara a dios por haber cometido algún que otro pecado capital, hablando solo, como ido. Tuerzo la esquina y otro hombre, desaliñado, barbudo y con la mirada perdida, vestido con un mono reflectante, escarba y come del interior de una bolsa de basura que, probablemente, haya rebuscado en el mismo contenedor donde apareció el primer hombre. 25 metros y tres imágenes difíciles de olvidar. ¿Qué nos ocurre? La sociedad está debilitada, enferma y, lo que es peor, decepcionada. 25 metros y tres hombres sin nombre. 25 metros y tres historias que contar. 25 metros y tres injusticias más. ¿Cómo podemos llegar a esos extremos? ¿Qué hacer para ayudar? 25 metros y tres minutos de pena. 

Comentarios

Esther ha dicho que…
Realmente no sé qué podemos hacer, Eric. Quizá seguir hacia delante, seguir con nuestra vida, trabajando, estudiando, luchando, esforzándonos por ser mejores, por hacer mejor las cosas, mantener retos, ilusiones. No se me ocurre otra fórmula. O no sé verla. Siempre he mirado hacia delante con metas y proyectos porque no sé vivir de otro modo. ¿Cómo ayudar a esta gente? tampoco lo sé.

A veces pienso que en mi jubilación, bien mayor, acabaré como ellos porque no habrá dinero para echarme una mano.

Entradas populares