Crazy life

Respeto y admiración. Dos términos que parecen abocados al ostracismo debido a no sé qué tonterías propias de los más incrédulos y cabezas mal pensantes. La sociedad de hoy, según vemos en televisión o leemos en prensa, está más preocupada por saber porqué llora Belén Esteban que en la subida de los impuestos, la alta tasa de paro, la reforma laboral, los ERE, la más que posible ampliación de la edad de jubilación... y, por supuesto, no buscan sentido alguno en las artes y las letras. Muchas personas han abandonado por completo la búsqueda de respuestas en los libros. La imaginación de cada generación nueva merma, se va secando, y pronto no quedará más que harapos. Eso sí, mientras tanto, vivo la vida de otros, personas mediocres en la realidad, aunque disfrazados de eruditos, a través de la caja tonta. Nos puede el voyeurismo, el chismorreo y cotilleo. No es extraño, pues, que cada vez sean más los programas y debates sin sentido los que inunden la parrilla semanalmente. Y mientras, las letras y pensamientos de algunas mentes lúcidas, geniales y asombrosas se petrifican. Hemos caído en un pequeño infierno del que será complicado poder salir. 
La literatura, el cine, la fotografía, el arte y todo aquello que nos sirve como medio de expresión y entendimiento, se desvanece poco a poco. El motivo de esta casi inevitable pérdida de la razón intelectual reside, creo yo, en la desconfianza y en la decepción. Es aquí, justo en este preciso momento, cuando hacen su entrada triunfal los políticos, esas aves de rapiña que dicen saber qué es mejor para todos. Ellos, y no otros, han fomentado de forma muy consciente --de eso no tengo dudas-- el aumento del "aborregamiento" social. Cuanto menos pensemos por nosotros mismos, mejor --piensan ellos, obviamente--. Es así como logran manipular nuestra forma de vida, nuestras mentes. "Pan y toros" nos ofrecen cada día. Grandes espectáculos de la mediocridad nos brindan. 
Por otro lado, no quisiera dejar a la cúpula intelectual indemne. Ni mucho menos. Como tantos otros, estas mentes que dicen ser ilustres, también han abandonado, en su mayoría, la batalla. Es lógico pensar que se hayan cansado de que nadie les haga caso, de que nadie apueste por la verdad y la libertad del intelecto de cada uno. Durante mucho tiempo han sido ninguneados y parece ser que dijeron basta. Sin embargo, esto no me sirve. Los pensadores, sean escritores, filósofos, artistas, científicos, etc., se han caracterizado siempre por una cosa: el inconformismo. Entiendo este inconformismo como la manera de revitalizar el discurso, de no anclarse en el pasado, de debatir y reflexionar, de no dar "gato por liebre", de crear nuevos diálogos. Así, por más que crean o piensen siquiera que ya nada hay por hacer y salvar en nuestra sociedad, me niego a que sea así. Uno debe seguir luchando y tomar como armas la palabra, el pincel, la melodía. Si cesamos en nuestro empeño de recuperar un mínimo de esa capacidad tan nuestra como es la de emocionarnos, definitivamente estaremos perdidos. Vendrá Caronte y guiará nuestras pobres almas hacia el Hades. Morirá el espíritu de la imaginación. 

Caronte, ilustración de Gustave Doré

Comentarios

Claire ha dicho que…
La sociedad está del revés, los jóvenes sólo piensan en disfrutar el momento, la educación decrece cada día más y más, la cultura es de pan et circem. Pero pese a esta serie de acontecimientos no debemos caer en las redes tóxicas del conformismo, porque cuando entras en él, entras en un bucle sin fin y todo te parece correcto. Y no todo es correcto!. Por eso, el inconformismo son ganas de mejorar, de progresar y aportar nuevas visiones. Visiones que se alejan de la mediocridad de la masa y de lo que está socialmente aceptado. Mietras haya inconformismo hay espíritu de cambio. Y finalizo mi descontento con una frase del enorme André Gide que me hizo reflexionar acerca de lo que estamos pensando, la frase decía así: Cuando deje de indignarme, habrá comenzado mi vejez. Por ello y como aún mantenemos ese espíritu jovial, indignarse es buscar lo que nos falta, es la salida ante la cruda realidad y ante la simplicidad de numerosas personas y hechos.

Por eso, Indignémonos!
Esther ha dicho que…
Jo, después de lo que ha dicho Claire no me queda nada por decir lo ha dicho ella muy bien dicho, estoy de acuerdo en todo.

Eso sí, muchos besitos.
Eric GC ha dicho que…
Echaba de menos vuestros comentarios. La frase de Gide me ha entusiasmado. ¡Cuánta razón! Os mando muchos besos a las dos, fieles seguidoras de esos pensamientos extraños que tiene uno.
Ruby Fernández ha dicho que…
He de decir que no encontraría mejor forma que la que leo aquí para expresar lo que siento.
Hace un momento, mientras comía, estaba mirando la caja tonta y cuanto más la miraba menos me atrevía a querer escuchar lo que estaban diciendo, que la noticia del día siga siendo la muerte de un pulpo “adivino" y el consiguiente "monumento" post-mortem, me parece una absurdez y una pena.
Me da mucha vergüenza ajena, vivir en el país en el que vivo, país de borregos como tu bien dices.
Me da pena la juventud a la que me hacen pertenecer y digo "me hacen pertenecer" porque no me siento identificada con los jóvenes ineptos de hoy día. Como podemos leer en tu post, la de hoy día es una sociedad y una juventud despojada de valores, despojada del querer saber y saber bien, una juventud que no entiende ni de juventud, ideas o metas . Solo entienden de egoísmo, facilidad y vivir al día sin preocuparse por su alrededor ni por su mañana. Creo que si esto sigue así, habremos de volver a las reuniones clandestinas, si, reuniones como aquellas que hacían los comunistas en la época del Franquismo, pero esta vez, no nos condenarían por ser políticamente contrarios a los regímenes políticos que puedan haber (ya que todos carecen de un puro y saludable interés por la cultura) sino porque seamos personas que quiera SABER. Con este "SABER" en mayúsculas me refiero a un saber humano, a un saber auspiciado por los libros, las artes, las ciencias, la música, me refiero a un saber humanista como bien dices.
Por ello nos llaman raros, por querer ir en contra de su ridículo sistema del dejar pasar las cosas. Nos llaman raros por querer ser de colores y no ser de un uniforme olor gris.
No creo que hayan palabras suficientes para describir lo que le están haciendo a la mente de nuestros niños, a la mente de los mas “débiles?”.
Ayer discutía con mi madre a cerca de los nuevos juguetes para niños. Que si Barbies con cámaras incorporadas a modo medallón y un largo etc. Juguetes que lo hacen todo por ti, no dejan lugar a la imaginación. En mi opinión, eso no son juguetes educativos, son juguetes destructivos e improductivos. Acabarán dejándolos sin niñez.
Todos estos juguetes provocan la falta de creatividad que antes citaste y con ello, en unos años, no habrá ni filósofos, ni pintores, ni literatos que merezcan la pena…

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