Cocktails y humor británico

Siempre es extraño ver que alguien a quien conoces sea noticia. Estos días se habla mucho en algunos periódicos del I Premio de Novela Francisco Casavella (recordemos que Casavella obtuvo el Premio Nadal en 2008 y que falleció a la edad de 45). El ganador de esta primera edición ha sido el barcelonés Pablo Sánchez, un ser extraño y entrañable del que guardo gratos recuerdos. Sí, sí, lo conozco personalmente. Profesor de literatura hispanoamericana, investigador, filólogo amante de las letras y del humor cínico, de la ironía... El caso de Sánchez (me refiero a la consecución de este galardón y otros menesteres) es bien curioso. Uno no diría que es, a primera vista, un escritor ya reconocido. Con el Francisco Casavella ya son dos los premios de importancia que tiene en su haber. ¡Amazing!
Tras su periplo mexicano como profesor en la Universidad de las Américas, en Puebla, Sánchez lleva algún tiempo por Sevilla, imagino que disfrutando del tapeo y las "cañitas". Sin embargo, creo que su intención es volver a Barcelona. Y digo esto porque es la sensación que me dio cuando hablé con él. Es lógico que todos quieran volver, tarde o temprano, a su tierra natal. Recuerdo vivamente el día que me topé con este personaje rubicundo, con lentes y una sonrisa contagiosa, entre malévola y nerviosa (pero tranquilos, que miedo da el justo). Pablo Sánchez es amigo y compañero de fatigas de mi tía, ambos escribieron artículos juntos sobre las vanguardias literarias en la época del "Boom hispanoamericano". El humor parejo creo que es una de las razones por las que se llevan tan bien. Lo cierto es que su humor podría definirse como "británico". El sarcasmo y la ironía son los auténticos protagonistas de sus bromas, historietas y recuerdos. Pero bueno, a lo que iba. Mi tía nos presentó, a mi hermana y a un servidor, al entonces reciente ganador del XI Premio Lengua de Trapo una tarde-noche en Barcelona. La velada transcurrió entre anécdotas, cocktails extraños, risas y críticas mordaces sobre el sistema que rige todo nuestro mundo. No es de extrañar, pues, que la reciente novela El alquiler del mundo, que editará próximanente Destino, sea como bien dice el jurado del Francisco Casavella: "una novela audaz sobre la fascinación y las trampas del capitalismo".
Pablo Sánchez, al igual que su generación (nacidos a finales de los 60 y principios de los 70), ha vivido en primera línea los inicios de la democracia en España y ha visto cómo el supuesto estado del bienestar se ha corrompido hasta límites insospechados. Con razón hace uso de su peculiar sentido del humor para evitar caer en la amargura. Si con La caja negra, la obra que le dio a conocer, Sánchez reflexionaba sobre la literatura, con El alquiler del mundo, centra su mirada en el capitalismo despiadado y el papel que desempañamos en todo ese engranaje. Tengo muchísimas ganas de adentrarme en su lectura, lo reconozco. Y, la verdad sea dicha, que el libro que tienes entre tus manos esté escrito por un amigo o conocido tiene un valor añadido. Desde aquí, le doy la enhorabuena. Escribir buena literatura en estos tiempos es, y con perdón de la expresión, ¡bien jodido!

Comentarios

Entradas populares