Una tarde con D'Anglebert (artículo de prensa)

Paola Erdas

Un dulce aroma de romero, aire fresco que acaricia el rostro y un rincón idóneo para dejar volar la imaginación Vilafamés sigue asombrándome, es mágico. Parte de culpa la tiene, además de sus callejuelas y edificios de rodeno, la Tardor Cultural, que inauguró la pasada semana una nueva edición. En el menú, un concierto de clave interpretado por la enigmática Paola Erdas. El concierto fue sencillo, como deberían ser las grandes ocasiones. La figura de Erdas hipnotizó a propios y extraños. La sensibilidad mostrada por parte de la italiana en cada una de las piezas que tocó me llegaron muy adentro. Cada gesto de la célebre clavecinista era todo un poema, en el que tenían cabida los mejores versos dramáticos y las mejores comedias. Erdas interpretó la majestuosa obra de D’Anglebert con esplendor.
Reconozco, y con esto no quiero que nadie se moleste, que era reticente a escuchar un concierto de clave solo. No es uno de mis instrumentos favoritos de la era barroca. Sin embargo, Erdas consiguió que me entusiasmara. Nunca había disfrutado tanto con ese aparato de cuerdas y teclas. Cada una de las canciones que escuchamos era un canto a la vida, un reflejo fiel de la época cortesana del rey Luis XIV. Sin duda, la Tardor Cultural volvió a acertar de pleno en su apuesta musical. No hubiera imaginado un concierto inaugural más propicio para este festival que dedica su atención este año a la música francesa del barroco. Y, como siempre, el ambiente de complicidad entre los asistentes fue otro de los aspectos a destacar. Los amantes de la melodía barroca de Castellón no faltaron a su cita anual.
El arte de Jean-Henry d’Anglebert resurgió una vez más en el Museu d’Art Contemporani Vicente Aguilera Cerni, y yo tuve la suerte de poder ser testigo de su esplendor. Les pieces de clavessin en manuscrits son una pequeña joya musical que me ha ayudado a comprender, un poco más, el modo de vida de una época única de la historia de Europa. Es lo que tiene la música, que embriaga y te sumerge en un estado donde todo adquiere mayor sentido. Además, si contamos con la genialidad de una clavecinista como Paola Erdas, el resultado es asombroso.

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