Auster, ese escritor moral y fantasioso

Paul Auster fotografiado por J. R. Iborra

Acaba de publicarse en España la última novela de un autor que ha visto cómo su reputación literaria se ha visto cuestionada en los últimos años. Hablo de Paul Auster. El escritor norteamericano, que cuenta con seguidores acérrimos en todo el planeta --yo reconozco que me incluyo--, no ha gozado de buenas críticas con sus últimos trabajos como Invisble o Un hombre en la oscuridad. Ahora, con Sunset Park, parece que vuelve a recuperar la sonrisa. Al menos eso nos dicen los expertos del otro lado del Atlántico y aquellos que aquí en España ya han tenido la oportunidad de adentrarse en esta obra que se mueve en las difusas frontera morales de las relaciones entre adultos y menores. Menos mal, porque Auster es creador de una narrativa que engancha. Mezcla de realismo y fantasía, de lo normal y lo increíble, siempre o casi siempre sorprende al lector y confunde sus expectativas. Es desconcertante, y eso es lo que atrae. Quizá sus últimos libros fueran semblantes en su planteamiento y por ello dejaron en el público un cierto sabor agridulce. Sin embargo, no se dejen engañar por quien data el declive de Auster. Ni mucho menos. Probablemente, las campañas promocionales desorbitadas, a mi parecer, han provocado ese pequeño desencanto con su obra. Las dimensiones de estas giras acrecentaron las expectativas de un modo brutal y luego pasó lo que pasó o lo que dicen que pasó. Pero los buenos escritores siempre resurgen y vuelven a alzar el vuelo, si cabe, con más fuerza. El infundio del que ha sido presa creo que se ha producido por esa publicidad tan exasperante, en ocasiones. Además, el ser prolífico muchas veces se confunde con ser mal escritor o con alguien que realmente no dice nada. Lo mismo le sucede a Woody Allen en el apartado cinematográfico --mi pobre y admirado Woody, te amo--. Un error. Que uno tenga la maravillosa capacidad para crear una obra de calidad, sea literaria o no, al año es digno de admirar. Hay que tener en cuenta, también, que de los fracasos se aprende, y mucho. Por tanto, dejemos de etiquetar a estos creadores como "sospechosos". Auster ha escrito ya obras universales como La trilogía de Nueva York o El palacio de la luna, y eso no se debe olvidar. Además, todo el mundo tiene derecho a tener altibajos, ¿no?

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